INTRODUCCIÓN

¿Qué es una CBDC y por qué puede significar el fin de tu libertad financiera?

En este vídeo te explico cómo el euro digital será una moneda programable, rastreable y controlada por el Estado. Podrán decidir en qué, cómo y cuándo puedes gastar tu dinero. Esto no es futuro: ya se está implantando en Europa.

Te muestro cómo funciona este sistema, sus riesgos reales y cómo protegerte antes de 2026.

 

 

TRANSCRIPCIÓN

Empezamos con un poco de contexto. En los últimos años hemos visto cómo, sin darnos cuenta, han ido destruyendo todo lo que mantiene una sociedad sana y fuerte: nuestros valores, nuestras tradiciones, nuestra historia, las instituciones y, por supuesto, nuestra economía. Todo ha sido atacado sistemáticamente y, cuando uno se detiene a observar con calma, se da cuenta de que todo esto sigue un verdadero patrón.

No es un simple desorden, es un proceso meticulosamente planeado en el que las élites han ido desmontando las bases de nuestra sociedad para construir su nueva realidad diseñada, cómo no, según sus propios intereses.

Cada crisis económica, social, sanitaria o cultural forma parte de un plan bien estructurado. El objetivo final: centralizar todo el poder y transformar al individuo en un simple engranaje dentro de un sistema comunal de control absoluto. Y la vía para lograrlo es la instauración de un régimen tecnocrático totalmente global.

¿Y qué demonios es eso? Bueno, pues bien, sobre el papel te lo pintan muy bonito: un sistema donde las decisiones no las van a tomar políticos corruptos, sino expertos que basan todo en la ciencia, en datos y en tecnología. Suena muy bien, racional, eficiente y lógico. Pero claro, esa es la fachada. La realidad es otra: esos expertos no son neutrales ni independientes, son una élite que ha acumulado poder y ahora quiere también el control total.

En una tecnocracia, tus derechos dejan de ser derechos; se convierten en privilegios que solamente mantienes si obedeces. La autonomía individual desaparece y tú pasas a ser una simple pieza del sistema.

¿Y cómo se logra eso? Bueno, pues con herramientas de control. Y una de las más peligrosas que se están desarrollando ahora mismo son las CBDC. Te la venden como una revolución financiera moderna, rápida y segura, pero, en el fondo, es solo otro tentáculo más del pulpo tecnocrático diseñado para apretarte por todos los lados hasta que solo te quede una salida: obedecer.

¿Y quiénes están detrás de todo esto? No pienses ingenuamente que son los políticos que ves por la tele. Detrás del telón operan organismos supranacionales y corporaciones globalistas que nadie eligió, pero que lo deciden absolutamente todo.

  1. Las Big Tech: Google, Apple, Microsoft, Meta, Palantir, Oracle, etcétera, etcétera; son las que están montando esta infraestructura digital completa sobre la que se va a sostener este sistema: vigilancia total, censura disfrazada de seguridad, manipulación a medida y todo orquestado con inteligencia artificial. Y no solo lo digo yo: hasta Mark Cuban, un multimillonario muy famoso que ya hemos visto en Shark Tank, ha advertido que Silicon Valley se ha convertido en una oligarquía tecnológica mucho más interesada en moldear la sociedad que en servirla.
  2. Big Pharma: Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson and Johnson y, por supuesto, la OMS. A través de tratados internacionales y crisis sanitarias, han impulsado los pasaportes digitales, que no son más que la antesala de la identidad digital universal, que luego, por supuesto, se enlaza con tu billetera digital con CBDCs.
  3. La ONU (Organización de las Naciones Unidas), que en teoría está para garantizar la paz y la cooperación entre naciones, pero que hoy su función está más alineada con la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo causas nobles como, por ejemplo, la inclusión, la igualdad o la sostenibilidad, o cualquier otro término que se saquen de la manga; cualquier otro término buenista. La ONU empuja políticas que debilitan la soberanía de los países y allanan el camino hacia un gobierno tecnocrático global.
  4. FMI (Fondo Monetario Internacional). Su función, básicamente, es el endeudamiento de las naciones. Si un país no se alinea con el plan, lo ahogan financieramente hasta que lo haga.
  5. Banco Central Europeo, el BCE y el BIS (Banco de Pagos Internacionales) lideran la transición hacia un sistema financiero centralizado y digital. El BIS diseña los protocolos para que todas las CBDCs del mundo estén interconectadas.
  6. BlackRock, Vanguard y State Street, son los que están absolutamente detrás de todo: controlan empresas, bancos, medios y financian todo lo que huela a agenda tecnocrática.
  7. Foro Económico Mundial y Klaus Schwab (retirado ya) o Peter Brabeck, el nuevo, son el cerebro ideológico del Gran Reset. Bajo el disfraz de la cuarta revolución industrial, te venden un futuro brillante mientras preparan la desaparición de tu privacidad y el avance del transhumanismo como nueva normalidad.
  8. Fundaciones globalistas como, por ejemplo, Gates Foundation, Open Society de Soros, Rockefeller Foundation, etcétera. Financian ONGs, movimientos y programas de reeducación: ingeniería social pura y dura para desestabilizar y justificar los nuevos cambios.

 

Y ojo, porque estos solo son algunos de los actores clave. No me voy a extender mucho más en esta parte, pero, con todo esto sobre la mesa, ya podéis imaginar, o podéis tener una claridad, de qué va realmente el juego.

Pues bien, con todo este panorama claro, la pregunta es inevitable: ¿qué es realmente una CBDC? En pocas palabras, es dinero digital, sí, pero no como el que tienes ahora en la aplicación del banco. Eso lo controla un banco comercial, como los de toda la vida. Las CBDCs, en cambio, las emite y las controla directamente el banco central de tu país, o sea, básicamente, el gobierno, sin intermediarios.

Y claro, te lo pintan muy bonito: pagos instantáneos, comisiones bajas, inclusión financiera para quienes no tienen una cuenta bancaria. Todo suena moderno y eficiente, pero la realidad es otra. Con una CBDC, el Banco Central tiene acceso directo a tu billetera digital. Sabrán quién eres, cuánto tienes, qué compras, cuándo y dónde. Todo en tiempo real, sin pedir permiso a nadie.

Y aquí es cuando la gente dice: «Ya, pero eso pasa también con las tarjetas de crédito y bien que las usamos.» Bueno, pues en parte sí, pero no es lo mismo. Cuando pagas con una tarjeta, esa información está repartida entre varios intermediarios, es decir, tu banco, Visa, Mastercard, Amex, etcétera. Y si el gobierno quiere congelarte una cuenta, necesita una orden judicial; es decir, hay una barrera legal. Pero con una CBDC no hay intermediarios: el emisor del dinero tendría acceso total y no tendría que pedir ningún permiso.

¿Cuáles son las consecuencias de las CBDCs y qué cambios nos van a traer a nuestra vida cotidiana? Los riesgos son muy reales y, aunque parezcan sacados de una novela de Orwell, ya están sobre la mesa.

Vamos a analizarlos. Eliminación del efectivo, igual a control absoluto. Adiós al anonimato. Cada euro, cada café, cada compra, todo va a quedar registrado. Sin efectivo no hay salida del sistema. Sin billetes físicos no hay forma de operar fuera del Gran Hermano Financiero. Literalmente, o juegas dentro o no juegas.

Dinero programable. Tú no vas a decidir cómo gastas. Con una CBDC, el Banco Central puede decidir cómo, cuándo y en qué te vas a gastar tu dinero. Sí, por supuesto, es tu dinero, pero bajo sus condiciones. Vamos a ver qué ocurriría.

Primero, restricción de compras. ¿Superaste tu cuota de carbono? Pues nada de gasolina, nada de carne o vuelos este mes. Y no lo digo yo: el Foro Económico Mundial ya habla de rastreadores individuales de huella de carbono que, por supuesto, se vincularán a lo que consumes. Solución propuesta: comer insectos.

Adiós al trabajo informal. Nunca jamás pagarás a alguien más en B por una chapuza en casa o venderás algo de segunda mano por Wallapop o eBay sin declarar.

Congelar cuentas por disidencia. Si criticas mucho el sistema y compartes fake news, por ejemplo, cuenta bloqueada. Y no me lo invento: acordaos de lo que pasó en Canadá en el año 2022. El campeón de Trudeó congeló cuentas bancarias de camioneros que estaban protestando pacíficamente por las medidas sanitarias causadas por la crisis sanitaria del 2020. Y ojo: lo hizo a través de bancos tradicionales de toda la vida, presionándolos legalmente. Con CBDCs ni siquiera tendría que pedir una orden judicial: una llamada y fuera.

Y lo peor es que nadie te va a ayudar porque, como todo estaría totalmente interconectado, ayudar a un disidente podría significar que te congelen a ti las cuentas. También sería el aislamiento financiero total.

Censura de pagos. ¿Quieres donar a medios de comunicación alternativos o a líderes opositores? Buena suerte. Las transacciones serán denegadas por amenaza contra la democracia.

Subsidios con condiciones. Con la llegada de la inteligencia artificial, muchos trabajos van a desaparecer. Esto significa más gente sin empleo y más personas que dependen del Estado. ¿Necesitas un ingreso básico universal? Sí, te lo voy a dar, pero solo si obedeces y cumples con todas las reglas del sistema. ¿Tienes buena puntuación social? ¿Has ido al curso de adoctrinamiento que te ofrece el Estado? ¿Comiste lo que te dijeron? Bueno, pues si lo has hecho, entonces aquí tienes tu paguita. Vamos, la esclavitud a la enésima potencia.

Acceso condicionado a transporte, vivienda o lo que les venga en gana. Y digo “lo que les venga en gana” porque dependerá del nivel de integración que quieran implementar. ¿Eres un ciudadano incómodo? Bueno, pues no vas a poder alquilar o residir en esta zona maravillosa de la ciudad. No puedes comprar un billete de avión o reservar una noche en este hotel que tanto te gusta. Te convertirán económicamente en un ciudadano de segunda clase, en un paria, con solo reprogramar permisos en tu monedero.Así de simple.

Pasaporte sanitario: si no cumples con ciertos requisitos de salud, podrían restringir tu capacidad de gastar. ¿Tienes el colesterol alto? Bueno, pues ya no vas a comprar carne roja porque te rechaza al pasar por caja. ¿No tienes las inoculaciones al día? Tampoco accedes a servicios básicos.

Sistemas de movilidad. La movilidad sería controlada. Por ejemplo, podrían establecer que el dinero solo funcionase en la ciudad de 15 minutos en la que estás censado. Fuera de esa zona autorizada, tu dinero no tendría validez o simplemente impondrían un límite máximo.

Identidad Digital Europea (EUDI). El marco regulatorio está aprobado y los Estados miembros tienen hasta 2026 para tenerla lista. En teoría sería voluntaria, pero, en la práctica, sin ella no vamos a poder hacer casi nada. ¿Tu EUDI será necesaria para las declaraciones fiscales, recibir subsidios, acceder a salud pública, registro en seguridad social, registrar tus diplomas o títulos universitarios, carné de conducir, etcétera? Y, cómo no, también para tener tu billetera del Eurodigital.

Con todo interconectado, cada aspecto de tu vida sería accesible por el gobierno en tiempo real. Tecnológicamente, ya es posible manejar tal volumen de datos en tiempo real con 5G o 6G e inteligencia artificial. Solo falta voluntad política, y de eso estamos bien servidos.

Impuestos y multas automáticas. Deducciones instantáneas. Con las CBDCs, Hacienda se mete en tu bolsillo en tiempo real. Cada ingreso vendría con el impuesto ya descontado. No tienes que hacer nada.

Multas directas. ¿Has excedido la velocidad de tu coche? Una cámara te captó y te cogió por sorpresa: 100 € menos en tu cuenta digital al instante. ¿Hiciste un comentario ofensivo o un discurso de odio? Bueno, pues una inteligencia artificial detectó esa infracción y, pum, cargo automático en tu billetera de las CBDCs.

Inflación controlada en tiempo real. En el sistema actual, los bancos centrales suben y bajan los tipos de interés para gestionar la inflación. Con las CBDCs, al ser un dinero programable, lo van a tener infinitamente más fácil.

En recesiones, lo que podrían hacer para estimular el consumo es enviar dinero a la gente de forma masiva, pero con una fecha de caducidad. Piensa en el control que esto implica: o consumes como yo te digo, y además lo haces rápido, o pierdes tu dinero. Eso estimula la economía. También podrían imponer tasas de interés negativas y, de esa manera, tu saldo perdería valor si es que no lo gastas rápidamente.

Y, por otro lado, en el caso contrario, en épocas de inflación muy alta, podrían imponer “máximo dos unidades de este producto por persona por semana” o también podrían congelar un porcentaje del saldo de tu billetera temporalmente. O podrían prohibir los préstamos, quitándote toda opción de financiación.

En resumen: el dinero dejaría de ser realmente tuyo. Se convertiría en una simple licencia de uso concedida por el Estado, bajo sus condiciones y modificable en cualquier momento, cuando quieran, como quieran y sin consultarte.

Bien, ¿cómo se implantarán las CBDCs y qué pasará con los bancos tradicionales de toda la vida? Bueno, pues esto no está claro, así que lo único que podemos hacer es observar lo que ya está pasando e intentar conectar las piezas.

Desde mi punto de vista, hay dos escenarios posibles.

Escenario número uno: la aceptación sumisa.

Este escenario parte de una base o de una verdad muy incómoda. La mayoría de la gente no se resiste a absolutamente nada. La implantación de las CBDC sería progresiva, silenciosa y sin grandes sobresaltos. Durante un tiempo conviviría con el dinero en efectivo, con el cash y con los métodos tradicionales, pero no será por mucho y no se necesitará imponer por la fuerza. Bastará con jugar con la comodidad y con la recompensa. Hoy en día casi nadie usa billetes y, además, todo el mundo, o prácticamente todo el mundo, paga con el móvil sin tarjeta física.

Entonces, ¿qué crees, o qué creéis, que pasará en dos o tres años? Pues que quedarán unos pocos raros utilizando el efectivo y, entonces, será mucho más fácil cerrar el grifo del dinero electrónico actual que todos conocemos. Pagas los impuestos con CBDC, te damos un 10 % de descuento. ¿Eres funcionario? Si cobras en CBDC, te damos un bonus extra del 20 %. Te llega la pensión en CBDC: prioridad en atención médica. ¿Quieres cobrar una beca, una ayuda o un subsidio? Lo lamento, solo por CBDC. Y así, poco a poco, lo voluntario se convierte en obligatorio sin que nadie lo note.

No hace falta ningún tipo de represión, solamente incentivos bien diseñados y una población que esté cansada, enferma, ocupada, distraída y sin ningún tipo de conexión espiritual.

Escenario dos: la crisis controlada.

¿Qué pasaría si la gente se niega rotundamente a aceptar las CBDC? Bueno, pues que el sistema tendría que tomar otro camino y ese camino sería una crisis fabricada o amplificada para justificar ese cambio. ¿Y qué tipo de crisis puede mover a millones de personas a aceptar un nuevo sistema de ese tipo sin rechistar? Bueno, pues una crisis financiera provocada por lo que prefieras: un colapso bancario o una guerra. Piénsalo, basta con que colapsen algunos pocos bancos, que se dispare la inflación o que un país entre en quiebra para que la gente desesperada pida soluciones, aunque esas soluciones, por supuesto, signifiquen entregar su libertad.

Y ahí aparece el gobierno, como siempre, como salvador, ofreciéndote una salida segura: una nueva moneda digital, estable, moderna y sin riesgo de quiebra. Y ya sabemos que la mayoría diría: «Sí, por favor, dánoslo». Porque cuando tienes miedo de perder tus ahorros, no piensas nunca en la libertad, piensas en sobrevivir.

Y esta táctica ya la conocemos: se llama problema, reacción y solución. Primero, crean un problema —ya sabemos cuál es: inflación, desempleo, quiebra de bancos o países—. En segundo lugar, generan la reacción: miedo, caos, inseguridad. Y, tercero, ofrecen la solución: CBDCs como tabla de salvación. Y si crees que esto es exagerado, ahí tienes al FMI, que casi lo dice abiertamente: si quieres apoyo financiero, mejor alíate con su hoja de ruta. Y, hoy en día, esa hoja de ruta incluye sí o sí la implantación de monedas digitales de Banco Central.

Esto ya lo hemos visto con países como Nigeria, Jamaica o varios estados del Caribe, como, por ejemplo, Haití y Dominica, que han recibido asistencia o recomendaciones del FMI alineadas con la adopción de las CBDC. Y no va a hacer falta que todo colapse de golpe como en 1929; lo harán poco a poco, como una olla que hierve sin que la rana se dé cuenta. Y cuando estés cansado, asfixiado y sin salida, te van a decir: «Aquí tienes tu monedero digital: seguro, práctico y obligatorio».

Bien, ya entendemos qué son las CBDC, cómo funcionan y qué riesgos implican, pero ahora viene la pregunta del millón: ¿cómo de avanzado está todo esto realmente?

Las CBDC están avanzando a pasos agigantados en todo el mundo. Según el Atlantic Council, 134 países ya están investigando, desarrollando o probando su propia CBDC. Eso representa el 98 % del PIB mundial. Así que esto ya no va de si se implanta o no, sino de cuándo y cómo. Todos los países del G20 están involucrados y 13 de ellos, incluidos Brasil, Japón, India, Australia y Rusia, ya están haciendo pruebas piloto. Para que os hagáis una idea de lo rápido que va esto: en mayo del 2020 solo había 35 países considerando una CBDC; hoy hay 65 países en fases avanzadas, con pruebas piloto activas.

Hasta ahora, tres países ya han lanzado oficialmente su CBDC: Bahamas (Sand Dollar), Jamaica (Jam-Dex) y Nigeria (eNaira). Veamos un poquito cómo les ha ido. La adopción en estos tres países ha sido bastante baja. De los tres, el Sand Dollar y la eNaira son los que muestran una tendencia un poquito creciente, aunque con estrategias muy diferentes. Mientras que en Bahamas han tenido un enfoque mucho más gradual y natural, en Nigeria la implantación de la eNaira no fue voluntaria: fue impuesta.

Bien, ¿y qué es exactamente lo que hicieron? Limitaron los saques en cajeros, retiraron dinero físico en circulación, generaron escasez, ofrecieron subsidios para usar las CBDC y obligaron a cobrar ayudas sociales y salarios públicos en eNaira. Esto provocó largas filas en los bancos, cajeros sin efectivo, comercios paralizados, etcétera, etcétera. Y esto desembocó, naturalmente, en protestas masivas, ataques e incendios a sucursales. Finalmente, muchos comercios y ciudadanos, por desesperación, tuvieron que aceptar el uso de la eNaira para poder sobrevivir. Así que la elección nigeriana es contundente: si no lo abrazas voluntariamente, te empujan hasta que no te quede otra solución.

¿Y el euro digital, cómo de avanzado está? Bueno, pues la verdad es que está bastante avanzado. Del 2020 al 2021 se llevó a cabo la fase de investigación. Del 2021 al 2023 se realizó la etapa de desarrollo. Del 2023 al 2025 se están realizando pruebas piloto con bancos e instituciones financieras. En octubre del 2025, este año, fin de la fase piloto y posible inicio de la implantación del euro digital.

En marzo de 2025, Christine Lagarde, la presidenta del BCE, confirmó que en octubre de este año finaliza la fase de prueba piloto y se decidirá la siguiente fase, lo que podría incluir pruebas piloto mucho más amplias o incluso el lanzamiento gradual del euro digital.

Y, como era de esperar, ya ha salido toda la tropa mediática a desmentir cualquier fake news sobre el euro digital, sobre todo los típicos verificadores de noticias, o también llamados «dueños de la verdad», anunciando y calmando a toda la población con titulares del tipo: «El euro digital no es un sistema de control», «El euro digital no va a sustituir el dinero en efectivo», «El dinero físico»… Todo muy bonito y todo muy tranquilizador.

Y esto me viene como anillo al dedo con lo que tratábamos al inicio del vídeo. Estas plataformas de verificación de datos forman parte de la Red Internacional de Verificadores. ¿Y quién financia esta red? Bueno, pues la Open Society de George Soros, entre otros.

Y ahora, hablemos del modelo favorito de la élite europea: China.

El yuan digital ya se está probando en 29 regiones del país y se usa para compras, transporte y salarios públicos. Aunque su adopción ha sido aún baja frente a Alipay o Wichad Pay, el volumen de uso ya supera los 7,000 millones de yuanes, cuadriplicando el del año anterior. Y ojo, porque, aunque China no lo ha dicho abiertamente, ya ha probado medidas de control con el yuan digital: límites de gasto, dinero que caduca y billeteras vinculadas a tu identidad real. Todo esto está conectado a un sistema de crédito social e identidad digital.

Consecuencias reales, que, en un solo año, China ya bloqueó 23 millones de compras de viajes. Prohibieron a ciudadanos matricularse en escuelas privadas, alquilar viviendas u hoteles o usar aplicaciones de citas, y personas en listas negras ya fueron limitadas de ocupar puestos directivos. Y si crees que esto de ninguna manera puede pasar aquí, recuerda que en España ya te multan por tener gallinas no registradas. No estamos para nada tan lejos del modelo chino como parece.

Llegados a este punto, es normal que te entren dudas, miedo o una resignación tan típica de “es lo que hay”. Vamos a ver qué podemos hacer para escapar del sistema de las CBDCs o, al menos, mitigar sus efectos.

En primer lugar, tenemos que diversificar, descentralizar y prepararnos. No pongas todos los huevos en la misma cesta jamás, y mucho menos si esta cesta la controla el Estado. Ten cuentas bancarias en distintos países, especialmente en países con leyes que respeten tu privacidad. Echadle un vistazo a estos dos vídeos de mi canal, donde hablo sobre este tema. Los pongo justo en la descripción.

Considera tener parte de tus ahorros en activos fuera del sistema bancario. Por ejemplo, oro y plata físicos, nunca en papel, y Bitcoin. Invierte en bienes reales, en tierras, en propiedades, en negocios, en arte. Cosas tangibles que no se vayan a evaporar con un solo clic. Y mucho ojo, porque hasta los bienes físicos pueden intentar digitalizarlos o expropiarlos con artimañas, pero siguen siendo mucho más difíciles de controlar que una billetera digital programable. Cuanto más repartido y variado sea tu patrimonio, más difícil será para el sistema controlarlo.

Segundo, piensa de forma global, con alternativas de residencia y jurisdicción. Ten un plan B absolutamente siempre y, si puedes, incluso un plan C. Yo los tengo. Si ves que tu país va directo al control financiero total, considera una segunda residencia o ciudadanía. Por lo menos, vas a ganar tiempo. Hay países donde la presión fiscal es mucho menor, la vigilancia digital es baja y, aun así, hay margen de libertad: Europa del Este, América Latina, partes de Asia y Oriente Medio. Aquí tenéis un vídeo, justo en la descripción también, que hice recientemente sobre países para huir de la agenda 2030.

Tercero, sigue usando efectivo (cash) mientras exista y fomenta su uso. Mientras el efectivo siga existiendo, úsalo. Cada vez que pagas en efectivo, estás haciendo un acto de resistencia silenciosa. Cuantas más personas usen efectivo, más difícil será eliminarlo.

Cuarto, conocimiento y comunidad. La información es siempre poder. Infórmate fuera del circuito oficial. Los medios tradicionales de comunicación no te van a contar nada. Para ellos, todo es un bulo, “fake news” o teoría conspiranoica. Busca fuentes alternativas que te mantengan al día sobre regulaciones, monedas digitales, sistemas de control e identidad digital. Cuanto más informado estés, más margen de maniobra tendrás.

Y quinto, ten un plan de contingencia. Prepárate para lo que viene. Pregúntate siempre: ¿qué harías si tu país lo implanta todo de golpe? ¿Dónde irías? ¿Dónde guardarías tu capital? ¿Cómo generarías ingresos si es que te bloquean localmente?, etcétera. Tienes que empezar a pensar en fuentes de ingreso globales, trabajo online, negocios digitales, inversiones internacionales e, incluso, criptomonedas bien gestionadas.

En resumen, se trata siempre de anticiparse. La diferencia entre los que se quedan atrapados y los que siguen siendo libres es la preparación previa. Si después de todo lo que acabamos de ver entiendes que lo que viene no es casual —no es casualidad—, sino que está cuidadosamente planificado, entonces también sabes lo siguiente: el futuro no será de los más listos ni de los más fuertes, será de los que se anticipen.

Yo, personalmente, vi claramente las señales hace muchos años. Vi el declive total y absoluto de Europa y no me quedé de brazos cruzados: decidí actuar. Aposté por crear negocios online, nunca jamás, nunca jamás físicos, y de esa manera poder tener una vida con bastante margen de maniobra. Los que ya me conocéis sabéis perfectamente que empecé vendiendo en Amazon y, con esfuerzo y mucha disciplina, he creado un negocio global que ha facturado decenas de millones de dólares. Lo más importante de todo esto no es el dinero per se, que es muy importante, sino la capacidad que tengo de trabajar donde quiero, cuando quiero y con quien quiero, y no depender absolutamente de ningún sistema.

A día de hoy, no solamente tengo un plan B, sino un plan C y un D. Y todo esto que he conseguido no es exclusivo, para nada, de Amazon. Se puede lograr construyendo cualquier negocio online que no te ate a un lugar fijo, que no te ancle.

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Muchas gracias y nos vemos en el próximo vídeo.

Espero que os haya gustado el video, y para todos aquellos que queráis aprender más sobre el mundo de Amazon, os animo a que echéis un vistazo a mis cursos, sin más que decir ¡Muchas gracias y hasta la próxima!

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