¿Cómo Dejé las Drogas y Creé un Negocio Multimillonario en Amazon FBA?

INTRODUCCIÓN

En este video, te cuento mi historia de superación más personal. Cómo logré dejar atrás las drogas y transformar mi vida construyendo un negocio multimillonario en Amazon FBA. Estás a punto de descubrir los pasos y la mentalidad que me ayudaron, no solo a alcanzar la libertad financiera, sino a salir del pozo más profundo de mi vida.

A día de hoy hay millones de personas consumiendo estás drogas legales recetadas por sus doctores, este vídeo no pretende ir en contra de la medicina, pero si sirve para ayudar a despertar a muchas víctimas de estas sustancias el objetivo estará cumplido.

 

 

TRANSCRIPCIÓN

Álvaro

Hola a todos, soy Álvaro, bienvenidos a un nuevo vídeo Libertad Virtual hoy vamos a un tema muy interesante y muy personal de Paco y que muy poca gente conoce, porque en su vida no todo ha sido un camino de rosas, no todo ha sido maravilloso y por supuesto no ha tenido nada que ver con la vida que lleva hoy en día.  Y es, ¿cómo ha dejado las drogas? ¿cómo se metió en las drogas? ¿por qué estuvo tomando ciertas drogas? y sobre todo, ¿qué consecuencias tuvo en su vida esas drogas y sobre todo cómo salió de ellas y cómo se recuperó para llevar la vida que por supuesto ahora mismo lleva?

Paco

Hola a todos, gracias Álvaro, por invitarme a tu espacio dentro de Libertad Virtual. Es para mí un placer estar aquí como entrevistado, que no suele ocurrir mucho. Pero sí, efectivamente, yo creo que es importante hablar de esto, sobre todo porque yo creo que puede ayudar a mucha gente, ¿vale? Tú lo sabes bien porque también has pasado por un tema muy parecido, y yo creo que casi todo el mundo en algún momento en su vida, pasa por algo similar, en diferentes grados, pero hay que conocerlo, hay que saber qué es lo que ocurre y hay que estar alerta, porque si te despistas, te puede llevar al puchero, como decimos nosotros.

Álvaro

Porque, además, cuando hablamos de drogas, no siempre estamos hablando de las mismas drogas; no estamos hablando de drogas duras, no estamos hablando, digamos, de narcóticos, de ninguna una manera, sino que hay muchísimas drogas que pueden ser muy dañinas, también muy peligrosas y, como dices tú, te pueden llevar al otro barrio sin ningún problema.

Paco

Entonces, la diferencia entre drogas recreativas y las drogas de las que vamos a hablar ahora mismo, es cero. Es decir, no hay ninguna. Solo que unas son ilegales y otras son legales.

Entonces, por ejemplo, ahí tienes la heroína, el opio, etcétera, que la mayoría de las drogas de hoy en día —y me estoy yendo un poco por las ramas, pero ahora focalizo— la mayoría de las drogas de hoy en día, que son, digamos, para el dolor, son derivados del opio. Entonces, bueno, esas son legales, están mejor vistas, pero al final del día son drogas, es simplemente un concepto moral.

Álvaro

Sí, unas parecen como que están instaladas en la sociedad y como que no pasa nada, y como que está muy bien, ¿no?, y que, bueno, que las hace falta y no pasa nada, y las otras están como mal vistas.

Paco

Si es recreativo es malo, pero si es porque, bueno, el chaval no está bien, pues oye, qué buena gente.

Entonces, vamos al grano. Yo todo empezó en el año 2007, 2008 también; hace tanto tiempo que ya casi no me acuerdo. Tuve un accidente de esquí en Rumanía. Me fui a Brașov, allí por la zona de Sinaia y todas esas montañas tan bonitas que hay para esquiar. Y fui un lunes, porque normalmente los lunes no hay nadie en invierno, y me fui con un amiguete. Fuimos allí, nos pusimos, él se puso los skis, yo me puse la tabla de snow. Era bastante inútil yo, sinceramente, con la tabla de snow.

Álvaro

Hay que recordar que en aquella época tú ibas a Rumanía porque realmente tenías negocios en Rumanía, no ibas de holgorio, ibas ahí porque en su día tenías negocios.

Paco

Entonces, nada, me pongo la tabla, todo muy bien, estupendo, no había ni un alma, bueno, vamos por ahí, empezamos a hacer un poco el loco y, nada, en una de estas, que eran pistas que no estaban muy cuidadas, todo hay que decirlo, y me despisté con una montañita, ¿vale? Y subí tanto, tanto, tanto que no controlé la caída y caí de culo, como dicen en Sudamérica, de nalgas (que “culo” es muy feo, pero en España se puede decir) pero, las nalgas no me amortiguaron lo suficiente. Tengo nalgas pequeñas… Entonces caí directamente en el coxis.

Te puedes imaginar, el coxis es, digamos, el sacro, el coxis, que es el final de la columna. Caí de lleno, ahí. Pero es que no era nieve de esa así “powder” preciosa, no, era hielo, caí ahí, me fracturé el coxis de la caída directamente y me quedé tieso, pero tieso, que yo pensé que me había partido la columna, porque claro, eso te llega desde abajo y se refleja aquí en la corona.

Ahí me quedé tieso, me quedé tumbado, durante unos segundos. Miré alrededor, no había nadie. Mi colega estaba ya, se había ido, y no me podía mover porque digo, “Me muevo e igual no lo cuento, empeoro”.

Entonces, me quedé tieso. Yo no me había dado un golpe tan fuerte en mi vida, y ahí me quedé pues unos minutos tumbados en el hielo, eh, pues pensando que, que, que bueno, Dios ayúdame. Después de un ratito, mi colega estaba abajo, luego obviamente ya le vi, pero estaba abajo, digamos, en la caseta de madera de turno.

No recuerdo exactamente muy bien lo que hice, pero me fui recuperando, me fui recuperando, como que me fui poniendo un poquito así erguido como pude, me di cuenta de que la tabla estaba, bueno, pues como a 50 metros abajo, y entonces fui bajando así, medio tumbado, medio de culo como pude, pero resbalando, sin hacer demasiado movimiento. Entonces ya habían pasado varios minutos, igual, no sé, 10, 15, 20 minutos, hasta que yo tuve el coraje de ponerme erguido.

Entonces, a duras penas, bajé, aproveché que ya pasaba por allí mientras me deslizaba, cogí la tabla y junto con la tabla fui deslizándome hasta la caseta, cuando llegué allí, el colega estaba esperándome porque estaba mirando, a ver, “¿pero ¿dónde está este tío?”, me vio, escandalizado, y entonces, nada, me ayudó a levantarme, me ayudó a mí, cogió la tabla, nos metimos en la cafetería esa y estuve, pues, una hora mínimo tumbado ahí. Bueno, tema muy grave, muy grave, directamente me metió, nos fuimos al coche, llamamos a urgencias, pum, inyecciones de… no sé lo que tendría aquello, pero de todo, para poder andar, y bueno, parece que al día siguiente, me recuperé mínimamente, y me volví a España, pero claro, poco a poco, poco a poco, a peor, a peor, y en el médico me daban cositas leves de “tómate un ibuprofen”, pero claro, el dolor se ponía insoportable.

Entonces, nada, fui al médico. “Oye, mira, pues te podemos operar porque tienes una hernia del copón. Aparte de que te has fracturado el coxis, la L5 la tienes hecha fosfatina”. Y entonces el médico me decía: “Bueno, te podemos operar, pero yo aguantaría”. Y digo: “Bueno, pues venga, vamos a aguantar”. Pero, claro, operar es heavy. Entonces, bueno, vamos a aguantar, vamos a aguantar. Pasa el tiempo, mientras tanto, tómate estas pastillitas. ¿Cómo se llama? El ibuprofeno, el paracetamol, eso ya no te hace nada, te hace cosquillas. Tómate estas pastillas, ¿de qué se llamaban? Pazital, no lo olvidaré en mi puñetera vida, que tenían Tramadol derivado del opio.

En aquel momento, el médico, que no lo hizo con mala intención, sino simplemente él se dedicaba a eso: “Oye, ¿te duele? Tómate esto y tómatelo un rato. No te lo tomes para siempre, pero tómatelo un rato”.

Entonces, bueno, pasa el tiempo, empiezo a tomar, y yo, pues me aminora un poco el dolor, pero yo no podía. Pasaban los meses, pasaba un año, año y medio. Y llegó un momento que yo tenía una depresión de caballo. No recuerdo exactamente qué año era ya, si era 2009 o 2010, por ahí, más o menos. Depresión de caballo, pero terrible; no me podía mover, no podía hacer ejercicio, me había puesto gordo como una bola.

Álvaro

Aparte, también hay que recordar que quizás los negocios que tenías, no te iban tan bien como esperabas. Es decir, ahora sí, es un negocio súper exitoso, pero ojo, tenías también negocios que han complicado. Entonces, todo iba sumando un poco a la bola.

Paco

Eso es, entonces, claro, la crisis inmobiliaria del 2008 me afectó de lleno. Entonces, claro, aquello iba en paralelo. Llegó un momento que ya tenía una depresión de caballo y le dije al médico: “A ver, tienes que poner fin a esto como sea porque yo o me tiro por la ventana o me operas. Entonces, por mal que me dejes, mejor, por lo menos estoy vivo, porque si no, me voy a tirar por la ventana”.

Entonces, nada, me dice: “Venga, va, te vamos a operar”. Pero, claro, yo llevaba un montón de tiempo tomando esas pastillas, ya ni me acuerdo, igual llevaba un año, pero nada, que, si quieres arroz Catalina, no me hacía nada. Cada día estaba peor.

Me opero, no me fijan las vértebras, sino simplemente me hacen un corte, digamos, ahí para que luego cicatrice y tal. Y mejoré levemente. Entonces, luego, ¿qué hice? me fui de Rumanía, me fui a Estados Unidos, me fui a Miami a montar otra empresa, y bueno, pues allí yo me fui con mis pastillas, Pero seguía doliéndome muchísimo.

Entonces, el médico, en uno de los viajes a España, me dijo: “Tómate estas de complemento por la noche porque, claro, yo es que no podía dormir del dolor de espalda”. Y a todo esto, estuve un mes que tuve que estar en horizontal después de la operación, que las pasé canutas. Entonces, me dijo: “Bueno, como complemento, tómate estas otras para dormir que te van a venir estupendamente, y por lo menos vas a poder descansar”. Entonces dije: “Sí, por Dios, por favor”. Y yo, ojo, que estaba operado.

¿Y qué pasó en ese momento? Bueno, pues en ese momento que yo estaba hecho polvo físicamente, y mentalmente por la crisis inmobiliaria y también por el tema de la operación, que estaba gordo y tal. Pero bueno, la operación teóricamente iba mejorando la situación, pero yo seguía tomando las pastillas, Porque yo, para esa época, ya era adicto a las pastillas. El Tramadol, derivado del opio, sabemos que es de una adicción máxima.

Entonces, yo de vez en cuando se me olvidaba, me iba al trabajo y se me olvidaba la pastilla. ¿Qué tenía que hacer? Irme a casa a por la pastilla porque si no, no lo contaba. ¿Qué me ocurría? Una ansiedad de caballo, de morir. Una presión aquí en el pecho, pero del que no te puedes imaginar, de esto que no podía respirar y que te vuelves loco. Eso es el mono que llaman, el mono de los drogadictos. Entonces, yo estaba adicto total.

Álvaro

Mira, además, al raíz de este tema, me acuerdo un par de veces que te fui a visitar a Miami, que cuando te dije: “Te voy a visitar”, y me dijiste: “Vale, vete a todas las farmacias que conozcas, me compras todas las pastillas que puedas”.¿te acuerdas? y yo iba, y yo iba a Miami, que decía: “Bueno, como me pare aquí la policía, me viene la DEA y me mete a la cárcel por narcotraficante”. Y allí, con todas pastillas que había podido encontrar en un montón de farmacias, porque allí era mucho más complicado de conseguirlas. Y cuando pillabas a alguien que te fuera a visitar a Miami o lo que sea, le metías ahí una maleta de pastillas, porque las necesitabas urgentísimo.

Paco

Urgente, entonces, bueno, para hacer una larga historia corta, después, lamentablemente, me descubrieron también, que no sé si sabe muy bien si fue por el accidente que tuve de esquí o por genética o por lo que sea, que tenía una cosa que se llamaba pinzamiento femoroacetabular eso básicamente lo tiene el 20% de la población blanca, ¿vale?, caucásica, vamos a decir. Si me considero caucásico, no sé lo que soy, pero bueno, dice que lo tiene mucha gente y ese pinzamiento básicamente lo que te hace es, poco a poco, hacerte polvo la cadera. Y me empezó a doler la cadera que no veas, en conjunto con la espalda.

Eso todavía, pues, justificaba más que tomara pastillas porque estaba en dolor permanente. Me operaron de las dos caderas, volví al médico, al que me lo descubrió en Barcelona, y en esos pocos años ocurrió de todo. O sea, mi físico estaba destrozado, yo seguía tomando las pastillas. Las operaciones de cadera fueron relativamente bien. Me volví a Miami, yo seguía tomando mis pastillas, pero ya para el 2013-2014, no recuerdo exactamente bien, yo digo: “Esto no puede seguir así, no puede seguir así porque la voy a palmar”. Porque yo mismo me estaba dando cuenta que me estaba afectando al cerebro. Siempre me he considerado o me he sentido una persona ágil mentalmente, los números, las cosas, buena memoria, me estaba dejando como un anciano.

Y yo digo: “Ostras, yo esto… yo nunca he tenido estas dificultades para acordarme, para… para hablar”. El speech, el habla, me la dañó. Y de hecho hoy, todavía yo no hablo, no tengo esa facilidad de palabra que tenía antes. Y, de hecho, de vez en cuando, hay palabras que digo: “Pero, ¿qué demonios me ha pasado?”. Palabras que no soy capaz de pronunciar a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera.

Álvaro

Incluso también tendrías seguramente.

Paco

Bastante pérdida de memoria, no me acordaba ni de que había cenado el día anterior.

Cuando iba a España de vez en cuando a mi médico de toda la vida, y al que me había operado y tal, yo le decía: “Bueno, eh, yo sigo tomando esta bazofia”. Bueno, a ver, no sé, probamos de todo, incluso inyecciones de botox en la zona de la espalda, que es desastres. Al final dije: “Vamos a ver, aquí o tomo yo medidas y dejo esta bazofia, que me va a dejar tonto, o muerto, o la palmo.

Y te voy a contar una anécdota curiosa porque este ya fue lo que me hizo perder absolutamente, la creencia en el sistema médico de hoy en día, no en todos, pero en el sistema, digamos, farmacéutico, médico, etcétera, que me empezó a abrir los ojos, porque yo era un pardillo, un pardillo más que yo tenía confianza, que todo el mundo quería lo mejor para mí, pero claro, ya la cosa, ya después de tanto médico y tanto todo, ya me empezó a oler a chamusquina, a cuerno quemado.

Fui, no a mi médico de toda la vida, a otro médico que me tocó un día, y fue un médico de la seguridad social, además, no era del seguro privado que tú y yo tenemos. Me dolía todo, yo seguía tomando las pastillas para el dolor, pero no es que no me dolía solo la espalda, es que me dolía todo. Y le digo: “Pero es que me duele todo, me duelen los codos, las manos, las rodillas, me duele la cabeza, me duele, me duele hasta el alma, me duele.

Y me coge el médico, me mira así, ya sabes que tienen 10 minutos para ti de seguridad social, me mira así, no me conoce de nada, como si fuera un número, y me dice: “Tú tienes un claro ejemplo de fibromialgia”.

Y digo: “¿De qué?” Y me dice: “Sí, hombre, fibromialgia”. Y digo: “¿Y eso qué es?”  Y me dice: “Esto es una dolencia, es una enfermedad que tiene mucha gente últimamente, que se ha descubierto recientemente”. Y yo, pensando: “¿Recientemente? Y le habéis dado un nombre así rocambolesco que os ha venido a la cabeza”. “No, pero no se sabe muy bien de qué es, que pueden ser de muchos factores, muchas variables y tal”. Y digo: “Y yo ya estaba ya leyendo en la cabeza, la mente, y digo: este tío no tiene ni puñetera idea de lo que está hablando, me quiere quitar de en medio y a correr”.

Bien, eso fue la chispa ya que dije: “No te preocupes, ya lo he entendido todo. Aquí o me salvo yo el pellejo, como en los negocios, o me salvo yo el pellejo o no me salva ni Dios”. Dios sí que fue el que me salvó, correcto. ¿Qué ocurre después? Pues digo: “Esto tengo que dejarlo yo como sea”.

Álvaro

Bueno, fuiste también a una clínica para intentar desintoxicarte…

Paco

Ahora te cuento, me fui a Barcelona, a una clínica muy famosa en uno de mis viajes, y fui allí, me presenté y dije: “Oye, que quiero dejar los estupefacientes estos que me estoy tomando desde hace más años que Matusalén”.

Álvaro

¿Las drogas legales?

Paco

Sí, eso es. Y nada, me siento allí y me dice el tío: “Sí, no te preocupes, esto es muy típico, esto lo solucionamos rápido; en un mesecito de ingreso estás libre”.

Álvaro

¿Eso un pastón seguramente?

Paco

Sí, sí, un pastón, claro. Y me dice: “Pero nada, esto no te preocupes porque esto se quita, estamos acostumbrados”. Y digo: “¿Pero en qué consiste?” Y me dice: “Pues mira, estás aquí un mes. Durante el mes empezamos con metadona, porque, claro, si te quitamos lo otro, vamos a metadona, unas drogas más suaves para que vayas bajando el nivel y tal, y bueno…”. Y luego pasamos otra y a otra y yo digo: ¡la leche! Y digo: ¿Y puedo trabajar o puedo salir de aquí? “No, no, no, tienes que estar aquí”. “Ah, y no puedes traer el ordenador”

Me fui de ahí totalmente decepcionado, cabizbajo, hecho polvo. Imagínate ya, o sea, mentalmente, porque estas drogas, además, tienen unos efectos colaterales heavy metal, ¿vale? Dolores de cabeza, fibromialgia, pensamientos suicidas, picores brutales, que todavía a día de hoy tengo en las extremidades, sobre todo los pies, la zona de los talones. Perdí memoria, malestar general, ansiedad brutal, ansiedad brutal cuando no te lo puedes tomar.

Y entonces dije: “No, aquí, esto va a ser probablemente de las cosas más difíciles que haga en mi vida, si no lo más difícil, porque si no, la palmo”.

Álvaro

Porque tú al así seguías teniendo dolores, estabas hecho polvo, lo veías todo fatal. Ese momento puede ser el momento en el que más abajo estás del pozo.

Paco

Probablemente.

Álvaro

Porque encima también el negocio de Miami tampoco te iba excesivamente bien.

Paco

Se fue al garete también el de Miami, yo no había empezado a vender en Amazon todavía, que yo empecé en el 2015. Hay que decir también que mi mujer, que es una santa, que sigo con ella a día de hoy, la conocí en esa época y me aguantaba, ¿vale? Pero ahora te voy a decir todavía lo que me aguantaba más, porque entonces llegó el momento cuando dejé, cuando pensé ya que tenía que dejarlo y dije: “A partir de ahora lo voy a dejar”.

Llamé a mis padres, a mi familia, a mi novia y les dije: “Voy a dejar esta bazofia, preparados porque se vienen curvas.

Álvaro

No voy a ser muy agradable que se diga, pero no por mí, sino por mi mente hecha polvo que me está dejando todo esto.

Paco

Exactamente, me volví para Miami y dije: “A partir de hoy empiezo el proceso”. Fui a consultar con un médico naturista, amigo desde hace mil años, que trataba a mi madre y me dijo: “Lo que tienes que hacer es ir poco a poco e ir cortando las pastillas con una hoja de afeitar de las antiguas, pequeñas capas, Y ponerte un objetivo, es decir, cada semana cortas una capita y así durante un año. Y cuando te entre el mono, que te va a entrar, no en las primeras fases, sino ya a mediados o más adelante, cuando vaya faltando mucho, cuando te entre el mono heavy, fuerte, tómate estas pastillas naturales que a lo mejor te reducen en un 10% un 20% la ansiedad, pero algo te va a ayudar”.

Me fui para Miami, empecé el proceso, pum pum pum. Al principio, como él había dicho, me creaba mucha intranquilidad, pero no estaba a morir. Pero en la mitad del camino y al final, ahí sí que estaba a morir.

No salía de casa, no podía ver la luz, tenía una ansiedad de caballo, y cuando salía de casa me daban ataques de ansiedad. Iba por la calle y, de repente, veía gente que me veía y que decía: “Ostras, este se ha escapado de un loquero”. Mi novia, no sé cómo me aguantó, porque en muchas ocasiones yo le decía: “Cariño, vete de casa, sal, déjame tranquilo. Ni me hables. No quiero comer, no quiero, no quiero nada, no quiero oír ruidos; los ruidos me ponían enfermo, enfermo. La luz me ponía enfermo”. Pero iba hacia delante…

Álvaro

Hay que recordar que esto es un producto que se vende en las farmacias, que te receta un médico y que es totalmente legal. No es un tema de drogas sintéticas ni pastillas raras ni esto que encuentras en un camello de la calle, no. Recetado, comprado, etcétera, y por tanto está totalmente instaurado en la sociedad, es legal, etcétera, etcétera. Y estás así por eso.

Paco

Y que hay millones de personas en el mundo a día de hoy, ahora mismo, adictas a eso, adictas y que no saben los efectos colaterales y secundarios que tiene eso. Y bueno, ese fue el proceso, un proceso durísimo. Yo creo que lo peor, lo más duro que he hecho en mi vida, muy por lejos de montar un negocio, muy por lejos. Te falta la sustancia, el cuerpo te la pide y está dispuesto a hacer cualquier cosa, hasta matar prácticamente. Entonces hay pensamientos suicidas, que yo reconozco que los tuve, pero claro, mi razón, mi raciocinio te dice: “Paco, el cerebro te está manipulando”. Pero ojo, porque llegan momentos muy complicados.

Entonces, bueno al final logré ya reducirlo a nada, prácticamente. Los últimos meses fueron durísimos, pero ya lo dejé por completo, lo dejé por completo. Lo combiné con contratar, en ese momento, que costaba dinero y yo andaba peladísimo, porque había pasado de todo, y el médico naturista, dijo: “Intenta combinarlo con entrenamiento”. Y yo pensaba, pero entrenamiento… pero si estoy que me va a dar un patatús. ¿Pero cómo voy a ir al gimnasio si me van a tener que recoger con pala?

Bueno, pues nada, contraté a un tío y, antes de ir a trabajar, a las 6 de la mañana, iba al gimnasio. No todos los días, pero siempre que podía, y ese tipo también me salvó el pellejo. Iba allí y quitaba la ansiedad. Se me olvidaba que tenía esa ansiedad porque hacía ejercicio y lo combinaba también con baños de agua helada y baños de agua muy caliente, lo cual me ayudaba muchísimo al flujo de sangre, y que esa sangre nueva, digamos, o rejuvenecida, fuera a través de todos los órganos. Y me ayudaba un montón, pero un montón.

Álvaro

¿Ahora cómo estás?

Paco

Ahora estoy en el mejor momento de mi vida, no estoy perfecto, sigo con mis dolores de espalda porque nunca se ha recuperado, no tomo ninguna pastilla, hago todo el ejercicio que puedo, hago un montón de estiramientos, pero me han quedado efectos.

Álvaro

Y te alimentas muy bien…

Paco

¡Buah! Ah, bueno, eso también, no lo he dicho, que cambié la alimentación 100%, comer bien, fundamental, porque comer bien es antiinflamatorio. Si comes porquería, pan, harinas, procesado, azúcar, ese tipo de cosas, es inflamatorio y te hace polvo. Entonces, eso hay que quitarlo 100%; te ayuda muchísimo.

Entonces, efectos colaterales a día de hoy que todavía quedan, que parece increíble después de tantos años, picores, ahora mismo me está picando la muñeca, y de vez en cuando, pues cuando estoy un poco nervioso también picores.

Álvaro

¿Cuántos años han pasado desde que dejaste las pastillas?

Paco

Total, ocho, nueve años.

Álvaro

imagínate lo que hace en tu cuerpo.

Paco

Y luego, nunca he recuperado la capacidad mental que yo tenía, nunca la recuperé, ni la habilidad de hablar.

Álvaro

¿Cuánto tiempo estuviste tomando pastillas en total?

Paco

Unos cuatro o cinco años. Entonces, si no hubiera sido yo, con la ayuda de Dios, la de mi familia, la de mi novia y la de ese médico naturista, con esos tips que me iba dando, probablemente estaría muerto, sí, o con un Alzheimer, o con una movida extraña, o algún cáncer o alguna leche que nadie sabe.

Álvaro

Sabes qué, el universo te puso a prueba, o sea, donde estás ahora, mucha gente puede ver: “Es un hombre de éxito, Paco y tal, sale en todos los vídeos en YouTube y tal, un tío de éxito en Punta Cana, no sé qué”. Sí, amigo, pero para llegar aquí, antes has pasado canutas.

Esto también es muy, muy importante para mucha gente que ahora mismo puede ver, que no vea salida a su situación, que está absolutamente en el más profundo de los agujeros que pueda haber, y que al final, con determinación, con ayuda también, por supuesto, al final tuviste también a tu mujer ahí, a tu novia, que aguantaba carros y carretas, y, por supuesto, con ayuda de Dios y del universo, por supuesto, que te pone en unos momentos que dices: “¡Ostras, déjame un poquito, no! Ábreme un poquito, ¿no?”.

Bueno, pues al final, si te comportas, te abre y puedes llegar a tener el exitazo que tienes ahora mismo, y que al final da un buenísimo ejemplo para mucha gente que realmente puede estar muy mal y decir: “Oye, cuidado, que paso a paso se puede llegar a tener después muy buen éxito”.

Paco

Sí, yo creo que eso es una buena conclusión. Ese fue el túnel más oscuro por el que he pasado, un túnel donde yo pensé que jamás vería la luz al final, yo pensé que no había luz, no es que tarde o temprano la vería, no. Es que pensé que no existía la luz, había momentos que pensé que no lo contaba.

Y lo peor de todo es que, poco a poco, tu cuerpo como que se estaba acostumbrando a la idea de que ya era el fin. Pero no, siempre hay luz al final del túnel.

Hacemos este vídeo sobre todo para esa gente que sabemos que hay millones y millones de personas hoy en día en esta situación o situaciones muy similares. Que no hay por qué desconfiar de tu doctor, porque, en mi opinión, los doctores en general, pues, oye, no lo hacen de mala leche, hay de todo, obviamente, siempre hay conflictos de intereses, pero que sepan que nadie va a venir a salvarte, que, al final, todo este tipo de ser un doctor es un negocio; la industria farmacéutica es un negocio, y tú, al final, eres el cliente.

Entonces, bueno, eh, cada uno que tome toda esta situación con un granito de sal, que utilice su razón, que sepa que aquí nadie va a venir a salvarle, que eres el cliente de ese tipo de negocios, y que, si se encuentra en una situación parecida, que sepa que hay salida, siempre hay salida.

Álvaro

Yo creo eso es importante, más importante. Por muy hondo que te parezca el agujero donde estás, siempre hay salida, se puede salir, ya que, bueno, a veces un poquito más, un poquito menos de tiempo, no hay que perder la confianza, no hay que perder la fe. Fíjate dónde estás ahora, espectacular.

Paco

Tengo mis dolores, pero los aguanto y me quite los dolores quitándome las pastillas. Porque las pastillas eran las que me estaban causando la fibromialgia, que me dolía todo, tengo mis dolores leves, oye, la edad, pero te voy a decir, fundamental número uno: la alimentación. Que ahí, eso es lo que tenían que enseñar en las escuelas, porque estamos comiendo porquería por un tubo. Y, además, no se enseña probablemente porque no interesa, comer bien, número uno, fundamental. Y, número dos, ejercicio. Ejercicio puede ser cualquier cosa: andar por el campo de golf, andar por la playa, andar por tu vecindario, ir al parque o ir al gimnasio, hacer un poquito de ejercicio, moverte, tienes que moverte. Los médicos que realmente saben, estos naturistas, dicen: “Solo se envejece o solo se muere uno cuando deja de moverse”. Así que esos son mis dos consejos: buena alimentación y movimiento.

Álvaro

Fíjate que te he oído varias veces esta historia y es que, cada vez que te escucho, se me ponen absolutamente los pelos de punta, realmente. Paco, muchas gracias por contarnos tus vivencias y tu historia, que la gente entienda que no todo el mundo y no toda la vida es un camino de rosas, sino que, eres una persona de mucho éxito, que te va muy bien y que estás en el mejor momento de tu vida, pero que has pasado canutas, pero que de todo se sale y que todo se puede recuperar. Muchas gracias, Paco, por abrirte de esta manera con todos nosotros.

Paco

Gracias a ti por invitarme al canal. ¡Un saludo, chao!

Espero que os haya gustado el video, y para todos aquellos que queráis aprender más sobre el mundo de Amazon, os animo a que echéis un vistazo a mis cursos, sin más que decir ¡Muchas gracias y hasta la próxima!

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