Esta Vendedora de Amazon FBA ha Conseguido Facturar $2M/Año desde una Isla Paradisíaca

INTRODUCCIÓN

Hoy conocerás la historia de Altea, alumna y mentora de la Academia Amazon FBA, de primera mano.

En este vídeo, nos cuenta cómo ha sido su aventura en el emprendimiento, desde sus inicios con negocios tradicionales en España, hasta haber logrado una facturación de 2 millones en los últimos 4 años con Amazon FBA. También nos cuenta cómo ha sido pasar de vivir en España a ser residente en Isla Mauricio, un paraíso tropical en el sur de África. Espero que este vídeo te pueda servir de inspiración y que sobre todo te aporte valor si eres vendedor de Amazon FBA.

 

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TRANSCRIPCIÓN

Paco

Hola a todos. Bienvenidos a un nuevo vídeo de Libertad Virtual. Hoy contamos con una superestrella de las ventas en Amazon que se llama Altea y está aquí con nosotros en Punta Cana para contarnos su historia. Nos va a contar cómo empezó, desde cero y sin conocimiento, un negocio de Amazon y lo ha llevado a facturar 2 millones de euros al año.

También nos va a contar por qué se fue de su país natal, se llevó a toda su familia a lo que ella considera hoy en día el paraíso, que es una isla en el sur de África. Así que, bienvenida, Altea. Cuéntanos tu historia desde el principio.

Altea

Hola, Paco. Es un placer estar aquí contigo en Punta Cana. La verdad, estoy muy feliz de poder estar aquí y contaros mi historia. Os voy a explicar una historia de emprendimiento y superación, con sus cosas buenas y sus cosas malas.

Todo empezó de pequeñita. Yo vivía en un pueblo de Gerona. Soy de Cataluña, y yo desde pequeña ya me gustaba mucho jugar a montar negocios. Mis padres estaban en un restaurante y, bueno, ya lo vi de pequeña, lo mamé. Desde pequeñita jugaba con mis amigas a montar oficinas de secretaria, jugábamos a montar restaurantes y cositas así.

Y, bueno, al final tuve una juventud bastante alocada. Era buen estudiante, sacaba unas notas, pero me gustaba mucho salir con mis amigas, ir de fiesta, y no estaba muy centrada. Escogí una carrera en ese entonces, tan jovencita, y escogí diseño de moda. No sé ni por qué lo escogí. Ahí me puse a estudiar diseño de moda y, cuando llevaba 3 años y medio, que ya me quedaba poco por acabar, me di cuenta de que eso no era lo que quería porque, digo, si acabo esta carrera tendré que trabajar para alguien toda mi vida. Porque ser diseñadora de moda con mucho éxito y trabajar freelance es bastante complicado.

Entonces ya me vi ahí, trabajando en una multinacional. Dije: “¡Mi madre! Voy a dejar la carrera”. Mi madre como: “¡No, no! ¿Cómo vas a dejar los estudios?”. Digo: “Que sí, que sí, que es que yo no me veo haciendo esto. Yo quiero vivir la vida, quiero disfrutar”. Y ahí estuve como un año sabático, que no hice nada de provecho, la verdad, eso es así, perdiendo un poco el tiempo.

Luego decidí empezar a hacer danza y comedia musical, que también era algo que me gustaba, pero que tampoco le veía mucho futuro. Pero dije: “Bueno, voy a hacer esto y luego ya veré”. Y vivía un poco la vida. Mi madre, mientras estudiase algo, mis padres ya estaban contentos. Y estudié danza y comedia musical. Muy alocada, realmente. También estaba… en ese entonces no estaba nada centrada realmente, esa es la verdad.

Aunque sacaba buenas notas e iba haciendo, no estaba muy centrada. Y el último año de estudiar danza y comedia musical, me quedé embarazada sin buscarlo. Claro, en ese momento fue un shock muy grande. Decidí seguir adelante y, realmente, en ese momento fue cuando cambió mi vida. Mi hija fue mi gran bendición. Yo creo que la vida me puso esa piedra en el camino que, al final, fue lo más bonito que me ha pasado en la vida y fue lo que me hizo cambiar.

Ahí es cuando maduré de golpe y vi que la vida tenía otro sentido, y decidí que tenía que hacer algo con mi vida.

Paco

¿Qué edad tenías en ese momento?

Altea

Tenía 25 años. Hasta esa edad estaba muy alocada, no estaba nada centrada ni sabía qué hacía en este mundo realmente.

Y, bueno, ahí tenía una pareja. Llevábamos poquito tiempo cuando yo me quedé embarazada. Pues vi que realmente no era lo que quería. Teníamos muchos problemas de pareja y lo acabamos dejando porque no estábamos alineados en ese momento. Yo cambié de chip, él no cambió de chip y entonces, pues, no estábamos alineados.

Entonces ahí, justo cuando nació mi hija, unos días antes murió mi padre. Eso fue una gran desgracia, la verdad, fue lo más duro que me ha pasado en la vida, seguramente. Antes de nacer mi hija, 20 días antes.

Y, bueno, cuando murió mi padre me dejó en herencia tres pisitos en Barcelona, pequeñitos. Y ahí dije: “Bueno, pues yo con estos tres pisitos, en lugar de quedármelos o tal, podría hacer un negocio”. Y empecé a pensar en qué podría hacer, cómo podría reinvertir ese dinero que tenía. Entonces decidí vender esos pisos y compré un edificio semi en ruinas en una ciudad cercana a Barcelona y pedí una hipoteca con 25 años.

Paco

¿Vendiste los pisos y compraste un edificio, en vez de simplemente alquilar los pisos?

Altea

Sí, porque, claro, pensé que alquilando me daría una buena rentabilidad, podría ir tirando, ¿no? Al final, claro, ¿cuánta gente querría vivir con esa renta, ¿no? Mi madre me decía: “Con las rentas y un trabajo aparte vivirás súper bien”. Y yo: “Ya, ya, pero yo quiero más”. O sea, yo siempre, desde pequeñita, quise ser rica. Yo quería ser rica. Digo: “De mayor yo seré rica, de una manera u otra. Algo haré que seré rica. Digo, no, no, porque tengo esta posibilidad. Poca gente puede tener esta posibilidad de tener este dinero aquí, entonces voy a hacerlo crecer,  ¿Cómo lo puedo hacer crecer?”.

Y, bueno, pues sí, compré un edificio muy bonito, todo en ruinas, un edificio señorial muy antiguo. Pero, realmente, ahí no vivía gente hace 100 años. O sea, estaba dentro todo destrozado. Entonces pedí una hipoteca muy grande porque, claro, me costó bastante dinero. Solo con la venta de los pisos casi que me costó el edificio, entonces toda la reforma, no tenía dinero para pagarla.

Y entonces ahí pedí una hipoteca muy grande, a 30 y pico de años, no me acuerdo, de un montón de dinero cada mes, toda mi vida hipotecada. Pero bueno, pensé: “Con el alquiler de los pisos, la rentabilidad que me van a dar, voy a pagar la hipoteca y habrá aumentado mi patrimonio. Y el piso de arriba me lo pensaba quedar, pues para mí”.

Yo me quedé un pisito arriba, dos pisitos aquí, un local abajo. Y eso sí, ya viviré mejor y, además, tendré mi propio piso ya pagado.Y, bueno, ahí conocí a quien es ahora mi marido y mi socio en este mundo de Amazon, y el padre de mis otros dos hijos.

Lo conocí cuando mi hija mayor tenía nada, año y medio o así, muy poquito, y bueno, me apoyó mucho en todo esto de los pisos y todo eso. Y bueno, al final lo trasladaron a trabajar a Pamplona, un buen trabajo como director de logística de una multinacional, y claro, decidí dejar todo y marcharme con él por amor. Lo dejé todo, los pisos, al final de arriba, que tan bonito para mí, los alquilé porque me marché de Barcelona.

Paco

¿Terminaste los pisos?

Altea

Sí, sí, los terminé.

Paco

¿Y los tenías alquilados?

Altea

Los alquilé justo cuando nos fuimos a Pamplona. Estábamos acabando como las obras, y el piso de arriba, que hice tan bonito para mí, pues también lo acabé alquilando porque no me quedaba vivir allí en Cataluña. Me fui para Pamplona.

Entonces, en Pamplona estuve un tiempo sin trabajar. Hasta entonces trabajaba, hacía cositas: profesora de zumba, administrativa en una empresa… Bueno, hacía cositas, pero tampoco sin mucho futuro realmente. Pero yo quería montar un negocio. En el edificio que compré, abajo había un local, y ahí quería montar algún negocio: una escuela de danza, pensé, incluso un lugar de comida a domicilio, porque mis padres habían tenido restaurantes siempre, y bueno, el mundo de la hostelería siempre me había gustado mucho.

Mientras estudiaba, trabajaba siempre de camarera. He trabajado toda mi vida, desde los 15 años prácticamente, con mi madre en los restaurantes, siempre fines de semana. Estudiaba entre semana y los fines de semana trabajaba. Y luego me daba tiempo también de mis locuras de jovencita.

Entonces, nos fuimos a Pamplona. Decidimos tener a mi segunda hija. Con mi marido era la primera hija que teníamos, y estaba yo en el paro. Dejé los trabajos en Cataluña y estaba en el paro. Y yo, como soy un culo inquieto, que soy hiperactiva según algunas amigas mías, no puedo estar sin hacer nada. Y dije a mi marido: “Hemos de hacer algo, ¿qué hago aquí en Pamplona? ¿Montamos un negocio, tal?”. Y bueno, como tenía algo de dinero que me quedaba de lo de los pisos, y mi marido tenía bastante dinero que había ganado en bolsa, etcétera, montamos un restaurante. Lo montó él y yo lo llevaba.

Paco

¿Invertiste casi todo o no?

Altea

Sí, todo lo que tenía él, todo.

Paco

¿Se puede decir cuánto?

Altea

Casi 500,000 euros en un restaurante. Y mi marido, fíjate, que no es como yo, que al final heredó de mi padre y tal. Él se lo hizo todo desde pequeño, porque él desde pequeñito empezó a interesarse en la bolsa. Fue más aplicado que yo, no fue tan alocado. Entonces, empezó a interesarse en la bolsa, invirtió de jovencito lo que iba ganando en sus trabajos, y dio un pelotazo en bolsa, como el que dice.

Paco

¿Invertiste en un restaurante pese al hecho de que sabíais perfectamente lo duro que es el negocio de los restaurantes?

Altea

Mi madre me decía: “No se te ocurra montar un restaurante, no se te ocurra”. Que yo he tenido… Ya mi madre tuvo tres restaurantes.

Paco

La hostelería es durísima.

Altea

Era mayor, tenía ya 60 años, y es durísima. Es todo lo que sé. Yo toda mi vida he trabajado de camarera, trabajé de cocinera. O sea, prácticamente siempre he sido camarera toda mi vida, camarera. Y digo, “yo es lo que sé hacer”. Y bueno, pues mi marido… compramos un local. Bueno, lo compró él, eh, todo nuevo, un edificio nuevo, la planta baja. Entonces hicimos toda la obra nosotros, el diseño, todo. Contratamos diferentes profesionales y quedó un restaurante chulísimo en Pamplona, la verdad. Y mi madre me vino a ayudar. Digo: “Mamá, al final lo he montado. Tienes que ayudarme, ¿quién mejor cocinera que tú?”. A mí me encantaba cocinar, pero mi madre es que es una crack. Ha tenido siempre mucho éxito en sus restaurantes.

Paco

¿O sea, te la trajiste a vivir a Pamplona, tu madre?

Altea

Sí, claro. Es que yo, justo cuando estábamos montando un restaurante, yo estaba embarazada. O sea, fíjate qué locura: cuando di a luz, seis meses más tarde inauguramos el restaurante con un bebé. Mi marido trabajaba jornada completa en una multinacional, que iba también liadísimo.

Paco

¿Empleados en el restaurante?

Altea

Teníamos unos ocho más o menos, empleados entre cocina, sala y todo.

Paco

Probablemente la parte más dura, ¿no, del negocio?

Altea

¡Terrorífico! Después de eso, cogí tal trauma que nunca más quiero montar un negocio con empleados. O sea, para mí es lo peor. Que está bien, tienen muchos derechos, pero para los empresarios es terrorífico, porque están de baja, tienes que seguir pagando, tienes que contratar otra persona. No puede venir una persona sin contrato, es todo un gasto infernal.

Paco

Tú eres el jefe opresor.

Altea

Sí, sí, es que es terrorífico, entonces, es un desastre.

Paco

Pones todo el riesgo, todo el trabajo al inicio, sin saber si realmente vas a recuperar la inversión, pero sigues siendo la jefa, digamos, esa figura tan demonizada que hoy en día hay, donde tú y yo sabemos.

Altea

Sí, sí. Terrorífico. Los trabajadores, para mí, es terrorífico.

Y bueno, el restaurante, con mucha ilusión, obviamente, como todo lo que hago en la vida. Todo lo hago con muchísimas ganas. Hicimos un restaurante muy original, muy bonito. Incluso ganamos un premio como restaurante original en Pamplona, en la revista Condé Nast Traveler. Estaba orgullosa, pero mi marido me decía: “Es que los números no salen”.

Pagamos tantos impuestos, los trabajadores, tal, que si la baja, que si contrata otro nuevo, tal. No, es que no nos daba nada.

Yo ganaba 1500 al mes. Ese era mi sueldo dirigiendo un restaurante.

Paco

Habiendo invertido una cantidad ingente de dinero, habiendo contratado gente, trabajando de sol a sol, fines de semana… 1500 al mes.

Altea

Mis trabajadores cobraban, no sé, ¿1300? Lo que estaba por convenio en ese entonces no me acuerdo. Pero que yo ganaba un poquillo más que ellos, pero prácticamente lo mismo.

Paco

Pensabas: ¿Qué hubiera ocurrido si te hubieras quedado con los apartamentos iniciales y los hubieras alquilado, no sé, por 1000, 1500 euros al mes?

Altea

Bueno, tampoco fue a quedar tan caro.

Paco

Bueno, lo que fuese.

Altea

Claro, realmente los tenía alquilados, no había vendido nada. Yo tenía el alquiler, que menos mal, porque si no, ¿con 1500? yo hacía con los alquileres. Tenía los tres alquilados, pagaba la hipoteca. Gran parte de esos alquileres se iban para la hipoteca, pero tenía el resto alquilado. Entonces, eso me daba un sobresueldo, efectivamente, porque si no, en Pamplona vivir bien con 1500, eso era imposible. Entonces, gracias a Dios tenía ese sobresueldo, si no imagínate.

Pero claro, yo pensé: “Montado un restaurante”. O sea, al fin de semana en teoría trabajaba mi madre. Yo, entre semanas, nos lo íbamos turnando. Pero que si uno estaba enfermo, que si el otro no sé qué, que si uno se iba, tenías que buscar a alguien nuevo. Luego venía gente a trabajar: “No, es que yo jornada partida no me interesa”. Tal, costaba un montón encontrar gente. Entonces, yo tenía que trabajar días y día no. El fin de semana también me tocaba a veces trabajar. A veces estaba en casa cenando y me llamaban: “Que eso se ha estropeado, tienes que venir corriendo”. Y tenía que ir corriendo para el restaurante. Era un infierno.

Claro, tenía una hija muy pequeña, no estaba ninguna noche entre semana. Trabajaba todas las noches. Mi marido, cuando iba a trabajar, tenía que dormir a las niñas, todo. Yo llegaba a las 12 y pico de la noche, me despertaba a las 7 para llevarlas al colegio.

Y luego, además, como el restaurante no daba mucho dinero, era limpiadora. Limpiaba el restaurante por las mañanas, luego me iba al gimnasio, luego volvía a cocinar. Era cocinera y camarera. Limpiaba el restaurante, luego cocinaba, luego me cambiaba, me ponía de camarera, venía el otro cocinero y así. Un infierno. Era un infierno.

Y mi marido, claro. Al final era la inversión suya y veía que no salían los números. Él no ganaba nada. O sea, él, que era el empresario que había puesto el dinero, no ganaba. Pero bueno, me pagaba mi sueldo y a mi madre también le pagábamos un buen sueldo.

Paco

Pero bueno, como se dice últimamente, prácticamente estábamos moviendo dinero, moviendo dinero, pero no se te quedaba nada. Era como si haces así con la arena y cae toda la arena entre los dedos, y te queda un poquito ahí de resquicio entre los dedos. Y era lo único que te quedaba.

Altea

Cuanto más intentábamos ajustar cosas y ganar un poco más, más ganábamos, más pagábamos. Te quedabas igual.

Ahí me di cuenta de que eso era un infierno fiscal. Digo: “Cuanto más gano, más gana el Estado, yo no gano nada”. Eso era terrible. Y un día explotamos. Dije: “Yo no puedo seguir viviendo así toda mi vida, ¿no?”. O sea, yo, el tiempo que tenga que aguantar, aguantaré, pero yo me veo aquí 20 años de mi vida así.

Paco

Claro, porque lo dabas todo, absolutamente todo. Sacrificando tiempo con la familia, poniendo toda la carne en el asador, haciendo todo tipo de tareas que, a lo mejor, siendo la dueña, no te correspondían. Pero veías que a largo plazo eso no iba a ningún sitio. Era una trampa, una trampa perfecta.

Altea

Entonces, un día me acerco y le digo a mi marido: “Digo, a ver, el restaurante nos ha costado un dinero. ¿Por qué no lo vendemos y nos vamos a tomar por culo, hablando mal? A vivir, a vivir a una isla desierta”. Dije: “Tenemos hijos, no nos podemos ir allí y gastarnos… porque este dinero, ¿cuánto nos va a durar? Nada”. Y digo: “Vendo los pisos, vendemos esto y nos vamos”. Al final, el dinero se acaba y, más, tienes hijos. Es imposible. Si nos vamos a algún sitio, hemos de pensar qué hacemos allí. Y otro negocio, no lo monto. En ningún lugar. Restaurante ni en ninguna isla ni en ningún lugar. Yo no voy a hacer lo mismo que hago aquí, ¿vale?”.

Entonces, yo me empecé a buscar negocios online. Digo: “Yo tengo que hacer algo online y marcharme de España”. Entonces ya empecé a mirar. Vi que España era un infierno fiscal y que había países que estaban mucho mejor. Pero para eso tenía que tener un trabajo online. Y íbamos tan de culo que tampoco me daba tiempo de buscar nada. Y un día me apareciste tú, como un ángel divino, Paco. Y lo vi, lo vi clarísimo. Digo: “Ostras, esto de Amazon”. Yo ni sabía que la gente vendía en Amazon. O sea, sabía que Amazon vendía, ¿sabes? Entonces dije: “Ostras, si la gente vende en Amazon, tal”. Y le dije a mi marido: “Mira, mira, que he encontrado esto. Es un negocio buenísimo”. Y me dice: “No me calientes la cabeza. Con lo de culo que vamos, solo me faltaba ahora ponerme a mirar otros negocios, que no nos da la vida para nada”. Y, efectivamente, lo dejé ahí. Me hizo gracia. Fui mirando cosas de vez en cuando, pero no teníamos ni siquiera tiempo, ¿no? Mi marido también me dijo que no, y ahí lo dejamos.

Y luego llegó la pandemia. Porque cuando montamos el restaurante era 2019, creo, y llegó la pandemia enseguida, 7, 8 meses, no me acuerdo exactamente. Poquito tiempo o un año después de haber empezado, todo cerrado. Nos tuvimos que marchar. Tú imagínate, con los ERTES, todo eso. Pagando a los trabajadores, cada vez menos dinero. Mi marido, mi mamá, sigue trabajando online, ¿vale? Donde estábamos, seguía trabajando online. Y ahí fue cuando le dije: “Oye, ¿lo de Amazon te acuerdas?”. Le volví a presentar: “Podríamos hacer la formación de este tal Paco de Libertad Virtual, que parece muy interesante”. Bueno, y ahí me dijo: “Bueno, no está mal. Miro un vídeo, pero si lo hacemos, lo hacemos a tope”. Él es muy serio, no hay medias tintas. Yo digo: “No, no, si lo hacemos, lo hacemos a tope”. Pero, además, ahora estamos aquí encerrados, no tenemos cosa mejor que hacer.

Yo siempre he sido trabajadora. Cuando estoy sin hacer nada, monto un negocio. Lo hice cuando estaba embarazada y luego, pues, en la pandemia también pensé: “Este es mi momento para hacer algo. No estoy aquí sin hacer nada, porque no hacer nada no sirve de nada”. Entonces hicimos la formación y ya seguimos todos tus consejos. Como nos queríamos marchar de España, porque eso es lo que teníamos más claro de todo, antes que saber que queríamos vender en Amazon, sabíamos que nos marchábamos de España. Eso estaba clarísimo.

Paco

O sea, ¿sabías antes que te querías ir de España que querías vender en Amazon?

Altea

Sí. No sabía dónde me quería ir, pero que me iba de España, segurísimo. Eso lo tuve clarísimo. Digo: “Aquí no se puede hacer nada. Aquí la gente que trabaja por cuenta ajena, pues, sí, su seguridad social, su estudio, está bien, un país que está bien, hay seguro. Pero si tú quieres aquí destacar, emprender y ganar dinero, no es el país para mí”. Entonces dije: “Yo me tengo que marchar de aquí”.

Y bueno, nos parecía muy interesante. Hicimos la LLC porque es muy interesante para la gente que se quiere marchar de España; para la gente que vive en España, no. Pero como nos queríamos marchar, creamos la LLC, registramos una marca directamente en la EUIPO a nivel europeo y empezamos con nuestro primer producto. Todo esto durante los meses que estuvimos encerrados.

Abrimos el restaurante otra vez, pero era eso: abres unas horas, luego volvieron a cerrar, luego volvieron a abrir con, no sé, las separaciones de las mesas. Todo eso fue un infierno, o sea, terrible. Ya era terrible el restaurante en sí; con esto, todavía más. No sabía si los trabajadores venían todos, si no venían todos. Unos cuantos, porque al final, de golpe decían: “Mañana solo abres tales horas”. O sea, no sabías nunca qué tenías que hacer.

Entonces, ahí me dijo: “Estamos vendiendo en Amazon”. Nada, un producto. Teníamos un producto, pero ya empezaba a ir bien. Y yo, muy positiva, digo: “Hombre, si un producto está empezando a ir bien, ¿por qué no van a ir mejor más, poco a poco?”.

Decidimos poner el restaurante a la venta. Lo ponemos a la venta, no decimos nada, porque tampoco es bueno que se vaya sabiendo, como si el restaurante no funcionase. Porque bien iba, íbamos tirando, pero claro, nos daba para pipas. Entonces, vamos a ponerlo a la venta, a ver si cae alguien, tal. Nada, muy complicado. Alguien venía, pero no tenían dinero para comprarlo. Era muy complicado.

Y nada, seguíamos con el negocio de Amazon. Y bueno, al principio tuvimos el primer problema: nos cierran el primer listing. Todo parecía tan bonito, que ya empezamos a ganar algo cada mes. Primer listing cerrado. Yo llorando: “No puede ser, si esto parecía que sí, que iba a funcionar”. Lo dejamos dos meses para reabrir el listing, sin dormir, todo preocupadísimos porque veíamos la luz, ¿no?, con esto de Amazon.

Paco

Claro, teníais la esperanza y de repente, se nubló todo otra vez.

Altea

Se nubló todo otra vez. Al final, lo logramos. Luchando, abrirndo casos… bueno, fue complicado. Eso. Al final, reabrimos el listing. No sabemos ni por qué nos lo cerraron. Cosas que pasan en Amazon a veces. Bueno, al final todo se arregla. Se arregló todo el tema del listing y que si vienes, que si vas.

Al restaurante lo cerraron otra vez. Una vez nos cerraron dos meses más, y dijimos: “No abrimos más. O sea, nos vamos seguro”. El producto empezó a funcionar súper bien. Y allí… bueno, antes de esto, que ahora voy a rebobinar.

Paco

¿Vendías en Europa, en España?

Altea

Vendíamos en Europa, sí. Empezamos poco a poco, el plan europeo. Primero España, y cuando vimos que iba yendo bien, cogimos un producto más o dos, así como variantes, y se iban vendiendo bien. Decidimos ya, poco a poco, aumentar al paneuropeo. Pedimos los números de IVA poco a poco, y fuimos aumentando.

Antes de eso, justo antes del COVID, como ya teníamos la idea de que nos queríamos marchar por ahí, mirábamos en Google dónde nos podíamos ir. Países indispensables que tuviesen buen clima todo el año, porque yo Pamplona, ese frío, esa nube… no lo veía para mí. Yo necesito sol.

Queríamos una isla, si pudiese ser, con mucho mar, buen clima todo el año, sobre todo muy segura para los niños. Eso era lo principal. Yo ponía: “Lugar para vivir con niños, muy seguro, y que se paguen pocos impuestos”. Vale, eso era lo principal.

Paco

¿Qué opciones te salían?

Altea

Me salía Costa Rica, una isla que se llama, creo, Isla Margarita, nos salía no mucho más. Algún país por Europa que no nos gustaba. Chipre también nos salía.

Y un día le digo a mi marido: “¡Ya lo tengo! Digo, este se te va a encantar: Isla Mauricio”. Yo sabía dónde estaba, pero más o menos tampoco exactamente, ¿sabes? Le enseñé cositas. “Mira, es seguro, tal. Colegios internacionales, hay mucho expatriado”. Me dijo: “Vamos a verlo este verano. Cuando vamos vacaciones, nos vamos ahí 15 días”. Y dejamos a mis dos chicas con mi madre, y nos fuimos 15 días a Isla Mauricio. Y nos enamoró, o sea, nos encantó.

Paco

¿Colonia francesa?

Altea

No. Colonia francesa e inglesa también fue, pero ya es independiente. Al volver, me acuerdo que tuvimos una discusión un día porque yo soy muy así, muy impulsiva. “Nos vamos ya”, dije. A ver, ¿quieres ser realista? ¿Cómo nos vamos a ir? Que no nos podemos ir. Y yo me enfadé un montón. “¿Pero por qué no, si yo me quiero ir?”, ¿sabes? “Vendemos, no sé, hoy. Pero lo vendemos ya, ponemos todo nuestro esfuerzo en venderlo, tal, va. Hacemos todo, ya lo damos todo para irnos”.

Ahí me acuerdo que nos enfadamos un poco. Entonces, se me volvió a caer un poquito. Que digo: “Vale, me quiero ir, pero ya no puedo irme, ¿sabes? Tengo muchas cosas aquí, frentes abiertos que tengo que arreglar”.

Paco

O sea, ¿tú llegaste a un punto de saturación?

Altea

Sí, sí. Yo me quería ir, yo solo quería irme.

Paco

Parece increíble, ¿verdad? Cuánta gente quiere ir a vivir a España porque es un país absolutamente maravilloso. Lo tiene todo, los que están allí viviendo se quieren marchar.

Altea

Si quieres destacar y ganar dinero, sí tienes que marchar.

Paco

Pero no por el propio país ni por la gente, sino por la fiscalidad, la política, la organización. Todo eso hace es que los que tienen un poquito de aspiraciones no puedan prosperar, es absolutamente imposible.

Altea

Puedes tener una vida bien, estable, normal, pero es que yo no quería eso para mí. Yo quería destacar, yo quería vivir a tope, tener dinero, vivir la vida. ¿Sabes? Disfrutar. Solo vivimos una vez.

Entonces, ahí, cuando discutimos ese día, me acuerdo: “Yo tengo que hacer lo que sea para irnos”. Venga, más productos en Amazon. Me esforcé. Tenía un objetivo tan claro que es lo único que en la vida te puede dar fuerzas para esforzarte: tener un objetivo clarísimo. Mi objetivo era que me marchaba de ahí.

Además, me apetecía un montón vivir allí, en Mauricio, con mis hijas. Todo natural, paisaje, las playas, todo. Yo quería irme. Entonces empezamos a sacar productos y, cuando ya vimos que teníamos más productos, tal que todo iba bien, cerramos. El COVID también nos ayudó en ese aspecto porque todo iba tan mal. Cerramos, abrimos, cerramos, cerramos y cerramos el restaurante.

Claro, en venta, porque no sabes cuánto lo vendería. Era muy complicado. Me acuerdo que eso también. Estábamos todo el día preocupado: “¿Y si no lo vendemos? ¿Sabes? Si no lo vendemos, no nos podemos ir a ningún lugar”. Porque, ¿meas que iremos allí solo con Amazon, que nos daba pipas al principio? O sea, veíamos que tenía futuro, pero aún no nos daba para vivir.

De hecho, no habíamos sacado nada. Todo lo que invertimos en un inicio ahí lo íbamos reinvirtiendo, reinvirtiendo, reinvirtiendo. Entonces vivíamos pues de los ahorros. Tal. Y decidimos que nos queríamos marchar. En ese momento, ¿cuánto facturaba? Quizá 10.000 al mes, 15.000 máximo. Entre 10.000 y 15.000 cuando decidimos cerrar, muy apresurado realmente, porque con eso no vives. Pero bueno, como teníamos ahorros y confiaba tanto, confiaba en mí, decidí que me quería marchar.

Y entonces nos dimos cuenta: “Tenemos un problema”, me dice mi marido. “No nos podemos ir directamente a Mauricio”. Es que es un paraíso fiscal para España. Y España es un infierno fiscal. Si te quieres marchar a un paraíso fiscal, no eres libre. Tienes que ser cuatro años obligatoriamente residente fiscal en España”.

Digo: “O sea, me voy para no pagar impuestos y tengo que pagar impuestos”. “Hemos de hacer un país puente entre medio, irnos por lo menos un año a otro país que nos pierdan de vista y, luego, ya podremos ir allí”.

Dije: “Bueno, yo mientras me vaya. ¿Dónde nos vamos, sabes?”.
Y dice: “Creo que he pensado que Chipre sería un buen lugar. Chipre está en Europa. Al final, tampoco nos estamos tan lejos. Isla, playa, buen tiempo todo el año”.

Dije: “Bueno, pues me parece bien. Además, la residencia en Chipre era muy sencilla de conseguir. Existe la Yellow Slip, que tú pagas 200 y te la dan al momento. Ya eres residente fiscal allí”.

Entonces, bueno, cogí un buen asesor fiscal en España que me tramitase todo esto, el cambio de país y todo, y nos fuimos a vivir a Chipre.

Paco

¿Te llevas a la familia entera a Chipre?

Altea

Mi marido, yo y mis dos hijas.

Paco

Ahora, simplemente una pequeña pausa. Parece absolutamente increíble que te vayas de un país y tengas que seguir pagando cuatro o cinco años, los que sean, ahora mismo, sí, los mismos impuestos que si estuvieras viviendo en ese país.

Y es como un castigo de decir: “Quieres dejar de ser un esclavo de mi país y estar aquí todo el día tributando”. “No, no te lo voy a permitir”. Hoy en día yo creo que está normalizado porque la gente dice: “Bueno, son las reglas fiscales y tal”.

Pero si te paras a pensarlo, es estrambótico. Tan rocambolesco que es casi para no creerlo. Te quieres ir de la cárcel, vas a tener que pagar el peaje. Es como si pagas a la ama de llaves que te tiene encarcelada y le dices: “Oye, mira, toma esta cantidad de dinero y déjame marcharme”.

 

Altea

Es que hacer un paso fiscal tampoco es legal si se enteran que has hecho eso porque querías evadir los impuestos. Hay cuidado, ¿sabes? Yo lo hice muy bien, con un buen asesor. Todo bien hecho.

Al final estuvimos año y medio en Chipre, por si acaso. O sea, estuvimos mucho tiempo. Mis hijas fueron ahí al colegio. Menos mal que mi hija mayor, en Pamplona, ya le llevaba a un colegio inglés. Ya que era, no estaba por encima de mis posibilidades pagar ese colegio en Pamplona, porque en España son muy caros los colegios internacionales.

Pero yo siempre decía: “Da igual, hago lo que tengo que hacer. Si tengo que limpiar escaleras, las limpio. Mi hija tiene que ir a un colegio inglés porque, cuando me quiera marchar de España, no sabrá inglés. Entonces, ¿dónde la voy a meter? No la van a aceptar”. Porque cuando nos fuimos ya tenía seis añitos. Ya con seis añitos, en un colegio te requieren que sepas inglés, y es un colegio inglés. Entonces yo: “¡Ay! que sí, que sí tiene que ir al colegio inglés”. Menos mal nos fuimos a Chipre. Test de entrada de todo a la niña de inglés y, por los pelos, no te creas, que pasó justita.

Paco

Entonces, ¿tuvisteis año y medio en Chipre? Buena experiencia, me imagino.

Altea

Fui muy feliz porque dejé el restaurante y todo. Nos dedicábamos a Amazon exclusivamente.

Paco

¿Lo vendiste?

Altea

Bueno, cuando estábamos en Chipre, a media de estar allí, o sea, meses más tarde, lo vendimos. Ese día fue terrible, no pensábamos que lo venderíamos. Estábamos sufriendo mucho por ello. Digo: “Es que, si no lo vendemos, no nos podemos ir a Mauricio”. Al final, mudanzas también son dinero: que si las cosas para aquí, para allá, una casa, la fianza, todo eso, ¿me entiendes? No es tan fácil.

Paco

No, para nada, para nada. Hacer un traspaso de un restaurante, que es un negocio… Me acuerdo cuando mi madre se fue a firmar. Ella súper feliz.

Paco

Pero bueno, ¡felicidades por eso! Porque no es fácil. ¿De ahí te fuiste directamente a Mauricio?

Altea

Sí, pero en Chipre tuvimos un tercer hijo. Se nos fue un poco la olla porque tanta felicidad de no tener restaurante… y él dejó su trabajo. También, que estaba esclavizado allí. Él lo odiaba, ese trabajo. No era nada feliz. O sea, al final tuvo que cogerse una baja también por estrés y todo. Estaba muy mal en su trabajo. Cobraba bien, tenía un buen trabajo, pero no estaba nada feliz, mi marido. Entonces los dos nos liberamos muchísimo y, tan felices, dijimos: “¡Vamos a tener un tercer hijo!”. Y tuvimos a mi hijo Kai.

Paco

¿Al primer varón?

Altea

Sí, nació en Chipre, chipriota.

Paco

¿Tiene pasaporte?

Altea

No, nació en Chipre. Nos fuimos de Chipre para Mauricio. Mi hijo tenía tres meses o cuatro meses.

Entonces, no te creas que Amazon tampoco… No éramos ricos ni nada de nada.

Paco

¿Cuánto facturabais ahí?

Altea

Pues quizás dábamos 40,000 o 50,000 al mes.

Paco

Nada mal.

Altea

Sí, nada mal. Lo que pasa es que el margen no era bueno porque hacíamos FBM, ¿vale? Tuvimos problemas con nuestra primera categoría de producto, nuestro primer nicho. Todos nuestros competidores empezaron a hacer FBM, bajaron mucho los precios, y no nos quedó otra que hacer FBM o dejar todo ese nicho. Al final, nos daba mucho dinero ese nicho: cada mes nos daba unos 4,000 de beneficio, 5,000 de beneficio. Pero bueno, vivíamos bien. La familia, con esos 5,000, vivíamos bien. No éramos millonarios, pero vivíamos bien.

Pero claro, era FBM. Era todo el día: devoluciones, pedidos, quejas de los clientes, Amazon, la cuenta en riesgo… “Te vamos a bloquear porque no entregas en el día que dices que vas a entregar”. O sea, ¡es el infierno! Sabemos que no es lo que queríamos. Queríamos vivir tranquilos, y no estábamos viviendo tranquilos. Pero bueno, por lo menos no estábamos en España y todo eso, ¿no? Entonces, bueno, teníamos esa motivación.

Cuando llegamos a Mauricio, de hecho, me acuerdo: el primer día, nada más llegar, después del viaje de dos días (que un avión se nos retrasó, nos pusieron en un hotel en Frankfurt, fue un calvario con el bebé de cuatro meses, destrozados, llegamos a Mauricio y… ¡un problemón con la 3PL del FBM que no veas! 100 pedidos por enviar, la cuenta en riesgo, “que te la bloqueamos”, Amazon, tal… Tuvimos que, de noche, de madrugada, yo y mi marido, crear 100 envíos manualmente. ¡Terrible! Y mi marido me dijo: “Hemos de dejar esto del FBM”. Yo: “¿Cómo vamos a dejarlo? Si acabamos de mudar a Mauricio… digo, si vivimos de esto”. Teníamos como otro nicho que íbamos vendiendo un par de productos y nos daba un margen muy bueno.

Me dice: “¿No te das cuenta de que esto nos está quitando todo? Todo nuestro esfuerzo, todo nuestro tiempo. Aquí es donde está la oportunidad. Aquí vamos a desarrollar más este nicho, que nos va a ir bien”. Entonces ahí decidimos quitarnos todo el FBM de encima.

Paco

Esa decisión es muy dura porque es un dinero que te está entrando todos los meses, aunque te está haciendo trabajar mucho. Y significa que tienes que dar un pasito para atrás para dar dos para adelante. Es un sacrificio importante.

Altea

Hemos sufrido mucho, eso es verdad. Hemos sufrido mucho. Pero es que solo sufriendo se superan los obstáculos.

Paco

Sí, pero la libertad tiene un precio y hay que pagarlo.

Altea

Si yo miro para atrás, lo volvería a hacer.

Paco

Siempre, sí.

Altea

Bueno, entonces ahí nos centramos en el nicho que nos empezaba a ir bien. Pero claro, también lo mismo: pues ganamos muy poco. Es que las pasábamos canutas. O sea, a veces decíamos: “¡Ay, ay, que nos tenemos que volver para España!” Porque vivíamos allí ya. Calidad de vida, un pisito muy bonito nos habíamos cogido, pero estaba un poco por encima de nuestras posibilidades también. Entonces claro, como vives un poco por encima de tus posibilidades, tienes que esforzarte más para poder mantener eso.

Yo no quiero volver para atrás. Entonces te esfuerzas mucho más. Si tú te relajas las cosas no funcionan.

Paco

¿Para los que no sepan dónde está Mauricio exactamente?

Altea

Está al sur de África. Madagascar, luego está la Reunión y, al lado de la Reunión, Mauricio.

Paco

Un poquito lejos, ¿no? ¿Cuentas de viaje hasta Madrid?

Altea

Si vas directo, que solo hay en verano directo, 11 horas. Normalmente hay que hacer escala.

Paco

Pero misma franja horaria, ¿no?

Altea

Dos horas más, y tres en invierno.

Paco

Vale.

Altea

Sí, ahora mismo son dos horas más que en España.

Paco

¿Trámites de llegada, papeleo, residencia muy pesado o liviano?

Altea

A ver, en Chipre, mucho más sencillo. Ahí, un poco más pesado. Ahí te piden unos ciertos requisitos para ser residente fiscal en Mauricio.

Paco

¿Qué te pedían?

Altea

Resumiendo: abrir una empresa mauriciana, invertir 50,000 en ella (que luego los podías retirar y comprar esto con lo que quisieras). Y esa empresa mauriciana tenía que tener un movimiento anual de X dinero. No mucho, bastante aceptable. Y la segunda opción era comprarte una vivienda allí de 400,000.

Nosotros hicimos una empresa mauriciana, invertimos 50,000 (como había vendido el restaurante, pues ya teníamos más dinero para invertir en el negocio y demás). Los invertimos en esa empresa y, ya al día siguiente, compramos esto con ese dinero y lo utilizamos para nuestro negocio de Amazon. Ese dinero.

Y sí, que, por esa empresa, pues cada mes pasamos algo de dinero, pagamos el alquiler, tal, hay un poco de movimiento, que es lo que Mauricio quiere. Ya está.

Mauricio es un país con sistema impositivo territorial: todo lo que generamos en el extranjero no pagamos nada de impuestos. Como tenemos una empresa americana, pues en Mauricio no pagamos nada de impuestos de lo que traemos, lo que ingresamos.

Paco

Y una LLC, que es transparente: no resides allí, no tributa en los Estados Unidos tampoco, no tienes un agente dependiente en Estados Unidos, que es lo más importante. Hay mucha gente que tiene LLC que se cree, porque le dicen los abogados o los contables, que tienen que pagar impuestos por el mero hecho de que sea una LLC, pero lo que no saben es que es un pass-through, que es transparente, y que si no tienes un agente dependiente en los Estados Unidos no tienes por qué pagar allí localmente. Entonces, fluye directamente hacia ti como persona física, pero, como eres residente fiscal en Mauricio, país territorial, tampoco tributas.

Altea

Efectivamente, entonces era ideal para nosotros.

Paco

Que además tuviste que hacer los deberes fiscales. Eso en España tampoco hay mucha gente que te lo pueda decir.

Altea

Ah, no, no, no, nadie. Bueno, no encontramos a nadie.

Paco

Hay asesores fiscales muy buenos de temas españoles internacionales, es casi imposible encontrar.

Altea

Encontramos uno muy bueno que nos ayudó como a irnos, a irnos. Sí, pero ya donde quieras ir tú ahí tienes que buscarte la vida con un asesor local, claro.

Paco

Entonces, 4 años vendiendo en Amazon, desde el 2020. Estamos a 2024. ¿Estáis facturando en estos momentos cuánto?

Altea

Casi 2 millones. Este año creo que llegaremos a 2 millones, que siempre digo “creo” porque ya veremos la Navidad para el trimestre.

Paco

Claro, claro, claro, claro.

Altea

Sí, ahora mismo 90,000-100,000 al mes; hay veces que 120, depende del mes.

Paco

Si facturas 2 millones, ¿cuánto ganas? 500.000

Altea

Sí, un 22% o 25%.

Paco

Redondea 25% 500,000 al año.

Altea

Lo que pasa, claro, eso no es que lo gano y me lo gasto en fiesta: lo gano y lo reinvierto.

Paco

Ya, pero por lo menos no tienes que pagar impuestos a final de año como tendrías que hacerlo en España. Entonces, el crecimiento es exponencial porque tienes ese dinero con el que puedes contar, que no se lo tienes que dar a ese socio parasitario que ya sabemos quién es, y lo puedes reinvertir en tu negocio como te dé la gana.

Altea

Claro, como te de la gana. Si quieres reinvertir más, que nosotros siempre somos del negocio, el negocio más. Queremos invertir más, queremos que crezca más, y así digo: “Bueno, vamos a parar de crecer y vamos también a vivir, ¿no? Vamos también a vivir”. Entonces, ahora ya sí que vivimos bien.

Ahora ya vivimos bien, pero hemos tenido problemas. Al llegar a Mauricio, cuando decidimos cambiar, dejar el FBM y centrarnos en el FBA, que nos funcionaba, y cuando empezaba a ir bien eso, nos bloquean la cuenta. Dos meses la cuenta bloqueada. Ahí fue un bajón de llorar y todo.

Sí, otra vez nos tenemos que marchar a España. Sí, no, pero fíjate, eso fue peor aún. Eso fue lo peor de todo, porque teníamos mucho stock, vendíamos bien, ya teníamos más stock llegando, viniendo en barco de China, stock fabricando en China. El barco que venía de camino no lo pudimos enviar a Amazon. Tenemos la cuenta bloqueada, tenemos que buscar un almacén que nos lo guardase hasta que nos abriesen la cuenta. Y si no te abren la cuenta, todo nuestro dinero perdido. ¿Qué hago con todo ese stock? Ahí luchamos muchísimo por reabrir la cuenta.

Paco

Eso fue cuando apareció la ley está del DAC 7 europea, que hubo problemas con las LLC, que luego se resolvió. Pero claro, hubo un periodo de tiempo de dos, tres meses, para los que tenían LLCs, que fue un calvario.

Altea

Claro, ahora lo miras para atrás y dices: “Todo se arregló”, pero en ese momento no sabías si se iba a arreglar o no. Y hacía apelaciones, y no se arreglaba.

Paco

Más leyes maravillosas de la Unión Europea, que nadie les hace caso. Nadie ha permitido, ¿verdad?, que están ahí en Bruselas haciendo lo que les dé la gana, sin ningún tipo de consideración por la gente que está haciendo sus negocios.

Altea

Sí, y Amazon, como al final está siempre apoyando a los Estados… Amazon no quiere problemas. ¿Que cerrar la cuenta? Te la cierro. ¿Luego si te la abro? Y ya veremos.

Paco

Amazon haciendo cumplimiento, cumplimiento, y les da igual.

Altea

Entonces, fue muy duro porque, claro, teníamos dinero ahorrado, pero digo: “Es que Amazon, si no nos da, fuera”. Estábamos justo empezando a vivir un poco bien, estar un poco más tranquilos en ese momento justo empezábamos, y otra vez para atrás. Pero 20 pasos para atrás dimos ahí.

Paco

Claro, pero luego eso sirvió para relanzar como la de Fénix otra vez vuestra cuenta. Y ahora, claro, ahora ya estáis facturando.

Altea

Y en ese momento, fíjate cómo somos tan luchadores. Digo: “No, no, yo no me voy. Yo no me voy. Vamos a montar otro negocio. Yo de aquí no me piro. Yo tengo que hacer algo, y me quedo”.

Sí, esa es la actitud. La actitud es súper importante. Y ahí decidimos crear una consultoría para ayudar a gente a vender en Amazon. Yo: “¿Qué sabemos hacer? Amazon”. Y yo digo: “Esta cuenta nos la van a reabrir, y sabemos cómo hacerlo. Vamos a ayudar a gente a reabrir sus cuentas también”. Y ahí empezamos.

Y bueno, pues sí, nos salió un trabajillo. Reabrimos cuentas. Tuvimos algún cliente contento, tal, pero luego ya me contactaste tú para el tema de ser mentora de Libertad Virtual, y me pareció mucho más interesante que no tener mis mentorías yo aparte. Claro, claro, claro.

Entonces, ahí nos fue muy bien. Esa ayuda también de ser mentores y el negocio es cuando despegó totalmente. Ya nos abrieron la cuenta, todo esto llegó, lo dimos todo, y despegamos. Ese verano fue… nos reactivaron la cuenta en junio. Julio, agosto, fue un poco flojillo, que son nuestros peores meses para nuestros productos, y en septiembre despegamos muchísimo.

Paco

Qué bonita, qué bonita historia de superación. ¿Has estado alguna vez más feliz?

Altea

No, este es el mejor momento de mi vida. El mejor.

Paco

Familia estable, pareja estable, negocio estable, un lugar maravilloso, seguridad para tus hijos, buenas escuelas, idiomas…

Altea

Mis hijos, ahora, inglés, francés también, porque Mauricio es que todo el mundo habla inglés y francés. En el colegio es inglés, pero también hace muchísimo francés. Eso, para mí, es muy importante.

Paco

¿Tienes un grupo de amigas españolas?

Altea

Tengo amigas españolas majísimas.

Paco

Les mandamos saludos desde aquí.

Altea

¡Os quiero, chicas! Tengo un grupo de españolas ahí muy majas y estamos muy felices. Yo no cambiaría Mauricio por nada. A veces me dicen: “¿No volverías a España si bajase los impuestos?”. Digo: “Pues yo ya ni volvería, soy tan feliz aquí con mi clima tropical, mis playas…”.

Paco

Total, ¿a cuánto tendrían que bajar los impuestos en España para volver?

Altea

Mi marido me dice: Si pagásemos un 12%, un 15%, me parecería bien para volver. Aunque yo me lo tendría que pensar porque, digo, soy muy feliz allí. Y a mí, mi familia viene mucho a vernos. Como vivimos bien, vamos dos veces al año a España: trabajo online, todo el verano estoy en España y toda la Navidad estoy en España. Así que yo puedo ir a España y seguir trabajando, me puedo ir de vacaciones y seguir trabajando.

Paco

Y en Mauricio, sin pagar impuestos, hay carreteras, hospitales y todas esas cosas que te vende el gobierno; de otra manera no tendrías.

Altea

Mauricio es maravilloso. Hay hospitales buenísimos, tanto los públicos como los privados. Ahí pagamos nosotros nuestra mutua, nuestro hospital privado, pero es fantástico. Las carreteras son una maravilla, hay cámaras en todas las carreteras; vas hasta por las carreteras de la selva y hay cámaras de vigilancia. Yo aluciné cuando lo vi. La gente de Mauricio es feliz, no hay pobreza extrema, es de los países más desarrollados de África. No sé si el segundo, tercero, algo así. La gente es muy feliz, eh, viven bien. Hay buenos colegios. Puedes mezclarte con la gente de ahí. Eso es lo que me gusta mucho de Mauricio, que es un país tan seguro que tú puedes ir a sus fiestas, a sus zonas, y es seguro. Eso me gusta mucho, porque en muchos países así a veces cuesta un poco encontrar esa seguridad.

Yo estoy más segura en Mauricio que en España. Yo, cuando voy a España, les digo a mis hijas: “¡Vigilad los bolsos! Vigilad, que estamos en España”.

Paco

La cosa se ha puesto muy complicada.

Altea

Cuando vamos por Madrid o así en el metro: “¡Vigilad los bolsos, que estamos en España!”.

Paco

Pero no solo Madrid, ciudades que antiguamente eran totalmente seguras, que no pasaba… no se movían ni las hojas. Hoy en día, cuidadito, cuidadito, por lo que me está contando la gente. La cosa se está poniendo muy complicada.

Altea

Sí, también, ¿sabes qué me pasa en Mauricio? Yo estoy en Mauricio y todos los expatriados que estamos allí, que hay muchísimo expatriado, hay unas viviendas preciosas, unos resorts increíbles con piscinas, pues es increíble. Toda la gente que está allí está allí porque lo ha escogido. O sea, son gente que tiene sus trabajos online, lo que sea, viven allí: franceses, ingleses, alemanes, hay de todo. Y es gente que está feliz. Tú lo notas en el ambiente, que la gente está feliz porque están allí porque lo han escogido, claro. Entonces, cuando yo voy a España, a Madrid, y voy en el metro, y veo la gente triste en el metro, digo: “Ostras, yo no me acordaba”. Gente que no es feliz con sus trabajos, que no es feliz con lo que está haciendo. Me pone muy triste ver eso. Digo: “¡Ostras! Fíjate, me había olvidado de lo que era este sentimiento de tristeza que tiene la gente”. En Mauricio no lo vivo, porque es eso: la gente está ahí porque quiere estar.

Paco

Es una vibra totalmente diferente, totalmente diferente.

¿Qué consejos darías a una persona que quiere empezar a vender en Amazon? Y antes de eso te preguntaría: ¿realmente piensas…? Porque hay que responder a esa pregunta primero. ¿Piensas que hay oportunidad para vender todavía a día de hoy, en 2024, 2025, años venideros en Amazon para vender en Amazon? Y después, ¿qué consejos les darías?

Altea

Por supuesto que hay posibilidad de entrar en Amazon. Yo veo cada día productos y nichos nuevos. O sea, yo entraría en 1000 productos, claro. No se puede; un producto tiene su tiempo, su esfuerzo y su inversión. Pero veo oportunidades todos los días, todos los días. Y con los alumnos de la formación que tengo hacemos productos chulísimos, que digo: “Ah, qué producto más guay está haciendo este alumno. O sea, fíjate qué oportunidad había en este nicho que ni siquiera había visto”. O sea, hay un montón de oportunidad en Europa y en Estados Unidos.

Y los consejos que daría, sobre todo, lo principal, es tener una buena actitud en la vida. O sea, porque hay mucha gente que al mínimo problema dice: “Es que esto es una porquería. Amazon no es lo que yo pensaba, en la formación no me habían dicho esto”. Esto es un… buscan culpable siempre. Y el culpable de todo lo que pasa eres tú, y tú tienes que solucionarlo. Si buscas culpables donde no los hay, te va a ir mal. Si empiezas con esa negatividad, vas a acabar dejándolo, diciendo esto, es una mierda y no asumes tu responsabilidad de lo que ha pasado.

Entonces, la actitud para mí es lo más importante para tener éxito. No es fácil tenerla, hay gente que la tiene de nacimiento, yo la tengo, pero también se puede desarrollar con el tiempo esa actitud. Y también yo creo que es muy importante para mí. Hay gente que dice: “No hace falta una formación”. Para mí es importantísimo. Yo he estado toda la vida agradecida contigo, Paco, por ponerme esa formación delante mío porque de verdad que me ha cambiado la vida y aprendí muchísimo. O sea, fue despegar de golpe con la formación. Si no, todo ese proceso ha tenido muchos problemas que menos he solucionado gracias a estar bien formada.

Paco

Claro, pero bueno, eso al final es, digamos, la chispa que te hace empezar, ¿no? Porque mucha gente se piensa que es: “Voy a comprar una formación y me voy a hacer millonario de la noche a la mañana”. Eso es el empujón, la decisión inicial, pero después hay un trabajo monumental que tiene que hacer una persona, tanto, pero no solamente, digamos, físico, de trabajo del día a día, sino un trabajo emocional, mental, de ir poco a poco superando todos los obstáculos que te va trayendo Amazon, que no son pocos.

Altea

Que no son pocos, efectivamente. La formación es como: “Bueno, he pagado esto, ahora tengo que hacerlo”, ¿no? Es como: “Ya que he hecho esto, es como que quiero hacer régimen y voy al dietista. Si tú ya sabes hacer la dieta, ya, pero como la he pagado me voy a esforzar más”. Pues es que es lo mismo. Yo he pagado esta formación, ahora tengo que aplicar todo esto que he aprendido. No es que comprar la formación te hace rico. Solo tienes que tener la formación como soporte. Yo, de hecho, día a día sigo entrando en la formación, con todas las actualizaciones que ponéis y todo, y me entero de todo gracias a eso. Entonces, yo sigo siendo alumna.

Paco

Sí, buenísimo, pues Altea, muchísimas gracias. Gracias por estar aquí. Ha sido una historia absolutamente increíble, una historia de superación, de perseverancia, y te felicito porque has alcanzado tu objetivo y, digamos, esa libertad que todo el mundo sueña. Así que felicidades, enhorabuena, y espero verte muy pronto por aquí.

Altea

Muchas gracias, Paco, por invitarme.

Paco

Ha sido un placer. Gracias.

Espero que os haya gustado el video, y para todos aquellos que queráis aprender más sobre el mundo de Amazon, os animo a que echéis un vistazo a mis cursos, sin más que decir ¡Muchas gracias y hasta la próxima!

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